BILBAO, 30 Abr. (EUROPA PRESS) -
El Real Madrid consiguió una victoria inapelable ante el Athletic de Bilbao (1-4) en un partido fácil de los blancos, que afinaron su puntería al máximo ante la débil defensa local, para prolongar una semana más sus posibilidades de seguir luchando por el título liguero y mantenerse a dos puntos del Barça.
Los de Capello supieron perfectamente esperar su momento, mientras que los locales, apoyados por un repleto San Mamés se fueron arriba desde el inicio, pero más por empuje y corazón que por calidad. De ahí el resultado final del encuentro.
Hay ciertos aspectos que se le presuponen a los conjuntos de Capello, y éste partido lo vino a ratificar. La solidez defensiva, el contraataque y, sobre todo, las jugadas a balón parado siguen siendo el santo y seña de este equipo, tres elementos con los que cumple a la perfección un jugador, Sergio Ramos.
Así cimentó el Madrid su victoria y es que una perfecta rosca del inglés David Beckham, fue cabeceada en el segundo palo por el andaluz, que le ganó la espalda a la defensa rojiblanca, lo que en baloncesto se diría 'comerse una puerta atrás', para inaugurar el luminoso del encuentro.
DOMINIO INFRUCTUOSO
El gol sirvió para dejar a las claras las carencias de los 'leones', que llegaban fácil a las inmediaciones del área de Casillas, pero sin ninguna contundencia. Casillas vivía con absoluta tranquilidad, ante unos delanteros rivales a los que parecía temblarles las piernas en el momento de definir.
La presión de la Segunda División es una soga difícil de llevar para cualquier equipo y de ello se aprovechó el Madrid, que sabía que con poco que hiciera conseguiría los tres puntos. Eran los locales los que llevaban y llevaron todo el mando del partido, pero era un liderato efímero, sin fútbol, sin velocidad, de ahí que a los 'merengues', que ya de por sí no tienen reparos en ceder la posesión a su rival, no les importara lo más mínimo.
GRAN NOCHE DE 'PICHICHI' VAN NISTELROOY
Y de qué preocuparse una vez más, si cuentas en tus filas con un delantero como Van Nistelrooy. El holandés pareció colgarse de una cuerda esperando el medido centro de Cicinho para marcar el segundo y dejar más que liquidado el partido, y es que, pese a que todavía restaban 45 minutos, todo estaba listo para sentencia.
La segunda parte no hizo sino confirmar aún más si cabe todo lo anterior. Los de Mané creían en la remontada y a por ella fueron, pero rápidamente y de nuevo Van Nistelrooy, se encargó de demostrar que eso era una utopía. Con una tranquilidad asombrosa, fiel reflejo de cómo veían el partido los jugadores del técnico italiano, el holandés lograba de volea el tercer tanto para su equipo.
Nada podía hacer el Athletic, que a cada acometida encontraba como premio un gol de su rival, tremendamente contundente en este partido. Los minutos finales se tornaron caóticos, y es que los vascos buscaban el tanto del honor como premio a su afición, dejando muchos espacios aprovechados, entre otros, por Guti, para mantenerse en la lucha con el FC Barcelona y el Sevilla por alcanzar el premio mayor de la Liga.
