MADRID, 5 Sep. (EUROPA PRESS) -
La selección española femenina de fútbol busca este martes en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas (21.00 horas) terminar con pleno de victorias e imbatida la fase de clasificación para el Mundial de Australia y Nueva Zelanda 2023, que despedirá con un último partido ante la Ucrania de Lluís Cortés.
Tras golear el pasado viernes a Hungría (3-0), las de Jorge Vilda, clasificadas para la cita mundialista desde el mes de abril, afrontan un nuevo trámite en Madrid con el objetivo de mejorar unas cifras hasta ahora intachables y poner la guinda a una fase perfecta e impoluta.
Las españolas han ganado sus siete encuentros disputados hasta el momento, con un balance de 48 goles a favor y ninguno en contra, unos números solo superados en la fase de clasificación por la vigente campeona de Europa, Inglaterra (70-0), que, eso sí, ha disputado dos partidos más.
"La de mañana es una final simbólica; hemos ganado los siete partidos, hemos metido 48 goles y no nos han hecho ninguno, y queremos hacer una clasificación brillante", explicó Vilda, que espera que el choque de este martes sea "un monólogo".
Superado el ambiente enrarecido por la presunta desavenencia entre el seleccionador y las jugadoras por las decisiones tomadas en la Eurocopa, la atención volverá a centrarse en el terreno de juego, donde no podrá estar una Mariona Caldentey a la que un esguince de tobillo ante el combinado magiar dejó fuera de la concentración. La defensa del Atlético de Madrid Ainhoa Moraza se incorporó al grupo para sustituir a la balear.
Enfrente formará Ucrania, ya sin opciones de lograr un billete para el Mundial después de cosechar tres victorias, un empate y tres derrotas y que estará apoyada en la grada por un centenar de refugiados ucranianos por iniciativa de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
En el banquillo estará Lluís Cortés, viejo conocido de la afición española y que hace dos temporadas llevó al Bara a proclamarse por primera vez en su historia campeón de la 'Champions' femenina, que busca subir el nivel del combinado amarillo para alcanzar más adelante su primer gran torneo desde la Eurocopa 2009.
