Archivo - La alpinista Edurne Pasaban durante un acto - Diego Radamés - Europa Press - Archivo
MADRID 17 Dic. (EUROPA PRESS) -
La alpinista española Edurne Pasaban, primer mujer en subir los 14 'ochomiles' del planeta, asegura que ya no dedica ahora tanto tiempo a la montaña, algo que "es 'hobby' otra vez'" tras haber sido "profesión" durante unos años que rememora con cariño y a los que volvería sin lugar a dudas.
"Vivo en el Valle de Arán y dedico a la montaña el tiempo que me deja la vida. Salgo con los esquís y ya no son los retos tan grandes de antaño, pero la montaña es parte de mi vida. Intento visitar el Himalaya un par de veces al año. Mi 'hobby' pasó a ser profesión y ahora es hobby otra vez", señaló Pasabán en una entrevista concedido a la organización de los 'Premios María Villota' en la que es una de las galardonadas.
La guipuzcoana tiene en su haber la conquista de los 14 'ochomiles' del planeta, una época donde los alpinistas eran "autodidactas, tanto de la preparación física como de la parte mental". "Éramos parte de un deporte muy minoritario y fuimos casi sin transición del monte al Himalaya. Pienso que entonces éramos unos 'perdidos' y que psicológicamente nadie podía prepararnos. Yo veía trabajar a los psicólogos del CAR de Barcelona y no me podían ayudar porque éramos casi los primeros", recordó.
"Lo primero que se me viene a la cabeza es qué bonitos años y firmaba desde cero volver a aquello, con todos los sufrimientos. Me quedo con la diversión, empezábamos de cero, hacíamos lo que nos gustaba y las primeras ascensiones las combinamos con nuestro trabajo. Perdí mucha gente en nueve años, pero me quedo con aquellos años sin duda alguna", añadió Pasaban.
La de Tolosa no olvida que empezaron a hacer los 'ochomiles' "sin pensar" en ser los primeros en hacer cima en todos ellos. "Cuando aparece la coreana (Oh Eun-sun), se convierte en una competición. Los coreanos querían poner la primera mujer en el mundo en todas las cimas de más de 8.000 metros y nosotros íbamos a expediciones con presupuestos muy escasos, vendiendo lotería, camisetas, de todo para coger fondos y los coreanos llevaban presupuestos millonarios. Ahí la competición sí que sale y luchamos a tope por conseguirlo", relató.
Pasaban lamenta que muchos piensen que en la montaña "no hay ley porque nadie te pone una barrera". "No hay regulación alguna, hay una cuestión económica de por medio y se ha quitado mucho valor al himalayismo y las cosas que hacíamos entonces, me da pena. Fuimos afortunados de vivir esos años porque aquello no volverá y si quiero hacer algo más romántico, tengo que ir a montañas que no hace nadie", reconoció, confesando que 'Ama Dablam', una montaña del Himalaya, es una que le gustaría subir.
En cuanto al premio que recibirá el próximo 19 de enero, la vasca no esconde que "es un honor". "Las personas que hemos sido premiadas tienen un gran palmarés y todos son grandes referentes. Después de tantos años de haberme retirado, la verdad es que ya piensas que no te van a dar un premio y es un reconocimiento a toda una trayectoria", apuntó.
"La figura de María era una referente para todas nosotras. Coincidimos en esa época en un mundo como el suyo y el mío eran totalmente masculinos y la tenía como referente y una luchadora. El premio me hace mucha ilusión porque cuando falleció María estaba haciendo un programa que se llamaba 'Cumbre' y en uno de los programas en el Monte Perdido, estaba con Laia Sanz. María estuvo en aquella cumbre y es un momento que recuerdo tantas veces, que este premio me hace mucha ilusión", sentenció.
Tanto Pasaban como Villota fueron pioneras en dos deportes con más presencia masculina. La montañera cree que se va "avanzando" y que la mujer "está encontrando su hueco tanto como deportistas como en direcciones de clubes o en el mundo del deporte en general". "La presencia de la mujer es mayor, pero sigue siendo un coto de hombres. España es un país que en deporte tiene muy buenas mujeres, pero en su conjunto, todavía hay muchísimo por hacer", aclaró.
Y la tolosarra no tiene receta para que el cambio vaya más rápido. "Es difícil. Somos un país en el que, aunque queremos mirar con ojos de adelantados e innovadores, culturalmente hay algunas cosas en la que nos cuesta mucho soltar lastre", admite Pasaban, que en la actualidad da "muchas conferencias a las empresas sobre liderazgo" y centra su tiempo también a su hijo de ocho años e "inculcarle la pasión por el deporte y la nieve".