EDIZIONES, 27 Jul.
Los malos, malísimos de las películas animadas de Disney tienen muchas cosas en común: son malvados a más no poder, siempre tienen a su lado esbirros que les ayudan en sus fechorías y tienen una risa que da mucho miedo. Pero tienen algo más en común, y es en la forma en la que acaban.
Son muy malos e incluso algunos tienen poderes, pero con lo que ninguno de ellos puede es con la fuerza de la gravedad. Si piensas en casi cualquier película, los villanos acaban cayendo por un precipicio, de un edificio o algo semejante. Ejemplos: Gastón, de 'La Bella y la Bestia', la bruja de 'Blancanieves y los siete enanitos' o 'Maléfica' de 'La Bella Durmiente'. Mira este vídeo y que confirma la regla:
¿Por qué tienen casi todos este mismo final? Pues hay una razón, lógica y pensada por Disney para ello. Por un lado, utilizando este recurso se evita enseñar a los niños el momento cruel y traumático de la muerte, dejando además un final abierto en sus historias.
Por otro lado, se evita que el héroe tenga que ser quien acabe con el villano. Así, al no ocasionar él directamente su muerte, se consigue que el espectador crea que ha muerto por su propia maldad y no a manos del héroe, el personaje que encarna los buenos valores y con el que uno quiere identificarse.
