MADRID, 13 jul. (EDIZIONES)
Eva y Anastasia son dos pequeñas de un año y medio que durante el día pasan las horas en una escuela infantil que permite a los padres visitar a sus hijos durante la hora de la comida.
Aprovechando la opción que le brinda el centro, la madre de las pequeñas, Ekaterina Lisnicec, de 31 años, se acercó a la hora de la comida para ayudarlas aprovechando un descanso en su trabajo.
Sin embargo, no todo fue como ella imaginaba.
Al llegar, Eva y Anastasia estaban sentadas en su mesa con un palto de sopa a medio terminar y un sueño superior a sus ganas de comer.
Como consecuencia, las pequeñas fueron incapaces de levantar la cabeza de la mesa por más que su madre les insistiera con dulzura para terminarse la comida.