EDIZIONES, 26 Abr.
Qué no haría un padre por sus hijos.
El 23 de abril de este año, la tienda Blockbuster de Sharyland, Texas, cerró sus puertas para siempre. Desde 2010, la cadena más grande de servicios de alquiler de videojuegos y películas estadounidense se declaró en quiebra y sólo un puñado de tiendas permanecían abiertas en los Estados Unidos. Una de ellas, la de Sharyland, se había convertido en el lugar favorito de Héctor Andrés Zuniga, un joven de 20 años con autismo, que llevaba yendo al local desde que tenía 13 años.
Héctor visitaba el Blockbuster de su barrio al menos dos veces por semana para alquilar sus películas favoritas, entre las que se encuentran "Barney", "Rugrats" o "Elmo". El personal de la tienda lo conoce y también conoce a su familia y básicamente lo han visto crecer.
El vínculo de amistad que se forjó durante años hizo que los Zuniga fueran de los primeros en conocer que la tienda pronto echaría el cierre definitivo. La noticia cayó como un jarro de agua fría para los padres de Héctor, pues se avecinaba un cambio en su rutina que, de seguro, le afectaría a su carácter.
"Héctor es un niño feliz y despreocupado. Él es todo corazón, es muy sensible, pero al igual que cualquier otra persona, tiene días malos", dijo su padre a Huffington Post. "Y sabíamos que uno de esos días malos estaba a la vuelta de la esquina cuando supimos que el Blockbuster estaba a punto de cerrar".
Se acercaba el momento de decirle a Héctor que no podría volver a ir a Blockbuster y, de pronto, a su madre Rosa se le ocurrió una idea. "¿Y si recreamos un Blockbuster en casa?", le comentó a su marido. La tienda había puesto a la venta la totalidad de su inventario con motivo del cierre y sorpresa, seguro, que encantaría a su hijo.
Los Zuniga se pusieron manos a la obra y, con la inestimable ayuda del personal de la tienda, fueron llevando estanterías, merchandising, películas y demás objetos de decoración a casa.
Y llegó el día. El 23 de abril toda la familia al completo visitó por última vez el Blockbuster de Sharyland y se quedaron hasta el cierre. Los padres de Héctor querían que su hijo entendiese que la tienda no volvería a abrir más. El momento fue duro para el joven, que comenzó a colapsar por la noticia, pero pronto recibiría una sorpresa.
"Es difícil para mi hijo expresar sus emociones", explicó el padre. "Pero cuando vio la habitación, sus ojos eran tan grandes como platos". La habitación de su casa se había convertido en un improvisado Blockbuster al que poder acudir siempre que quisiera "alquilar" una película.
Javier, el hermano pequeño de Héctor, de 19 años, conmovido por la reacción de su hermano, decidió compartir en Twitter unas fotografías del emotivo momento y rápidamente se hicieron virales.
¡Qué no harían unos padres por sus hijos!
