DESCONECTA, 05 Mar.
Un experimento realizado en una plaza de Santa Mónica, California, reunió a cientos de personas en torno a una pantalla gigante en la que sólo se podían ver dos esqueletos inteactuando entre ellos. Se besaban, bailaban, se abrazan o jugaban. ¿El motivo? Someter a un examen de evaluación de los prejuicios inconscientes pertenecientes a aquellos que estuviesen allí congregados.
"Si bien la mayoría de los estadounidenses consideran que no tienen prejuicios, muchos de nosotros juzgamos precipitadamente a los demás en base a lo que vemos: raza, edad, sexo, religión, sexualidad o discapacidad", dice la descripción del vídeo del experimento, llevado a cabo por la organización sin ánimo de lucro Ad Council, que se ha vuelto viral en YouTube.
Los llamados juicios precipitados de los que no somos consciente, en su mayoría, son el objetivo de análisis que este experimento propone. Para ello, juega con la ambigüedad de ver a dos esqueletos - a los que no se les puede ver ni el sexo, ni el color de piel, ni la edad, ni la vestimenta, ni la discapacidad - interactuar con normalidad.
La sorpresa (o no) viene cuando de la pantalla salen sus protagonistas: personas del mismo sexo, de distinta religión, de distinta raza, etc.
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'El amor no tiene etiquetas: Diversidad e inclusión' se titula este vídeo que ha tenido un sorprendente impacto en las redes sociales, desde que se subiera la web el pasado 3 de marzo.
La campaña, que cuenta con página web, hace especial hincapié en que se reconozcan estos prejuicios implícitos en cada uno de nosotros y aceptarlos tal y como son para, después, saber ser tolerantes con los demás.
