MADRID, 6 Oct. (EUROPA PRESS) -
El 95 por ciento de la madera de caoba que sale de la Amazonía peruana es ilegal, según se desprende de los datos revelados en una entrevista en la zona de Inquitos, Perú, al biólogo español, José Álvarez, científico del Instituto de Investigación de la Amazonía Peruana (IIAP), que recuerda que "por cada tronco de caoba extraído de forma mecanizada se destruyen más de mil árboles de todos los tamaños y de distintas especies", afectando también a la fauna silvestre y la vida de los indígenas aislados que habitan en la selva.
Alvarez lamentó que las autoridades hagan "oídos sordos" al problema e incluso "se enriquezcan" con el 'sucio negocio' de la tala ilegal. "En Perú, ni un solo empresario maderero ha ido a la cárcel", apuntó el biólogo.
Alvarez recalcó que el "saqueo" de la caoba se lleva a cabo "con técnicas cada día más sofisticadas", con tractores que se adentran hasta lugares donde años atrás nadie se atrevía a hacerlo.
Esto se traduce en la aniquilación de animales y vegetación por parte de los empresarios de la madera cuyo único propósito es llegar a las caobas que crecen en los confines de la selva, dado que los árboles de esta madera noble "han ido desapareciendo de las áreas más pobladas".
"Es tal la demanda de caoba que no hay un rincón de la Amazonía peruana que no esté explotado", manifestó el científico, quien puso como ejemplo el hecho de que en la Reserva Natural de Pacaya-Samiria, con 20.800 kilómetros cuadrados y una de las más grandes del país, operan a diario entre 300 y 500 empresarios madereros.
Según datos manejados por el biólogo, "un árbol de caoba de unas 50 pulgadas de grosor se vende hasta por 300.000 dólares (250.000 euros) y su precio en el mercado internacional se multiplica por tres o por cuatro, cuando el nativo recibe por cortarlo tres o cuatro kilos de azúcar, o a lo sumo entre 30 y 60 dólares (entre 24 y 50 euros)".
Alvarez alertó en este sentido de que los lugares donde aún quedan 'bolsas' de caobas coinciden con los últimos refugios de especies amenazadas como el maquisapa, los grandes monos, el armadillo gigante o el tapir, que mueren cada día víctimas de la caza de los propios madereros.
INDIGENAS EN PELIGRO
Estas áreas son además el hábitat de los últimos indígenas en aislamiento voluntario, también llamados "no contactados", lo que les expone a un peligro inminente de desaparición a causa de la tala ilegal y la consiguiente desaparición de los animales y del hábitat original donde se desarrollan.
"Se trata de un genocidio anunciado", manifestó tras resaltar las consecuencias del desplazamiento forzoso de estos pueblos hacia Brasil, donde se encuentran con tribus que, en el afán de defender su territorio y sus alimentos, generan enfrentamientos sangrientos.
El biólogo aseguró haber visto vías abiertas en la selva de hasta 40 hectáreas de longitud con un ancho de entre 30 y 50 metros a ambos lados de los caminos, construidas con el único propósito de que hasta allí puedan penetrar los tractores para extraer la madera.
"El precio de la caoba es tan alto que cualquier listón, cualquier tamaño, tiene precio", por eso "no hay escrúpulos para extraer árboles jóvenes, lo que amenaza aún más la especie", agregó. Los defensores de este territorio también se ven amenazados, según explicó el propio biólogo, que reconoció haber sido víctima de amenazas durante los 22 años que lleva trabajando por la Amazonía en Iquitos.
El escenario más estremecedor, según el científico, se aprecia en la misma ciudad de Iquitos, donde, en sucesivos aserraderos situados en el margen del Amazonas, "decenas de troncos de caoba esperan ser convertidos en listones para salir de Perú con el beneplácito de las autoridades". Mientras tanto, los ecologistas esperan que el Gobierno decrete una veda de la preciada caoba, una especie en serio peligro de extinción en Perú.