BARCELONA, 9 Ago. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Fomento del Trabajo y vicepresidente de la CEOE, Joan Rosell, consideró hoy "absolutamente imprescindible" que se vuelva al diálogo social, mientras que el secretario general de UGT de Cataluña, Josep Maria Álvarez, no se mostró optimista sobre que el diálogo entre patronal y sindicatos se pueda retomar tras el verano.
En declaraciones a TV3 recogidas por Europa Press, Joan Rosell afirmó que la patronal ve "imprescindible" retomar el diálogo, pero dijo que "lo que no se puede decir es que la patronal no diga nada". Afirmó que han puesto sobre la mesa una serie de medidas estructurales, no sólo en el ámbito laboral, sino también en materia fiscal, de educación, pensiones y sanidad.
Rosell dijo que los empresarios piden que haya "una entrada y salida fácil y pactada" del mercado laboral y añadió que se ha reducido el número de contratos temporales de 5,5 millones a 4 y se está despidiendo a "gente joven y formada de las empresas porque la legislación así lo incentiva".
Por su parte, el secretario general de UGT de Cataluña aseguró, en declaraciones a Catalunya Informació recogidas por Europa Press, que la patronal ha puesto encima de la mesas propuestas que "no sirven para salir de la crisis" y que perjudicarían al mercado de trabajo español. Dijo que el problema "no es qué ha de poner cada uno, sino cómo salir de la crisis, y las cosas que propone la CEOE no sirven".
"¿Qué se han creído que pueden bajar salarios? Lo que pagan las empresas a la Seguridad Social es parte del salario, son salarios diferidos para cuando seamos mayores. ¿Qué creen que pueden jugar con esto, que es suyo y pueden bajar las pensiones?. Hasta aquí podíamos llegar", aseguró.
Álvarez afirmó que si la patronal mantiene sus posturas en la negociación de los convenios colectivos, "con toda seguridad" habrá movilizaciones sindicales unitarias en otoño. "Se tiene que intentar que el país no se sitúe en una situación de más indignidad de la que tiene ahora", añadió.
Sobre la química La Seda, consideró que la fábrica de Tarragona es "rentable" y "plenamente viable" y "no es una factoría a cerrar", por lo que no permitirá que este desprendimiento "no se haga con unas condiciones óptimas". Se mostró muy crítico con la gestión del ex presidente de la compañía, Rafael Español.
