Publicado 17/08/2019 08:30

Cambio climático.- Jordania contempla la desalinización como medida de emergencia frente al agravamiento de la crisis del agua

Jordania.- Jordania contempla la desalinización como medida de emergencia frente
Jordania.- Jordania contempla la desalinización como medida de emergencia frente - REUTERS / AMMAR AWAD

El país se enfrenta a un costosísimo proyecto de infraestructuras lastrado por la corrupción, el cambio climático y el incremento de los refugiados

AMÁN, 17 Ago. (DPA/EP) -

Jordania se aproxima, según los expertos, a una situación límite si no impulsa inmediatamente un difícil proyecto de desalinización que amortigue la escasez casi permanente de agua en un país donde la mayor parte de sus reservas procede de acuíferos cada vez más agotados por el aumento de la población, la corrupción, el despilfarro y el cambio climático.

El país combate la falta endémica de agua a través de un sistema de racionamiento por el que el agua es repartida semanalmente por provincias. Sin embargo, algunas veces este sistema falla y los jordanos se ven obligados a comprar el agua que reparten camiones, a un precio de mil litros por cada euro, y que emplean en sus campos y para consumo personal.

Muchos jordanos no tienen dinero para pagar una ración entera, por lo que pagan a medias con algún amigo, vecino o socio, con las posibles desavenencias que ello conlleva. El máximo responsable de la distribución nacional del agua, Iyad Dahiyat, reconoce que "existe un clima general de descontento en el país".

Ni siquiera las sustanciales lluvias caídas a principios de año han elevado como se esperaba el nivel del agua en las 15 presas y 250 embalses del país. Según el coordinador de proyectos en Jordania del Instituto Federal de Geociencias de Alemania, Falk Lindemaier, el nivel de los acuíferos ha descendido 50 metros en 22 años.

El problema, añade Lindemaier, no es que los acuíferos se sequen, sino que cada vez será más caro extraer el agua bajo tierra. En un país acuciado por la corrupción y el despilfarro, la tarea puede acabar quebrando la débil economía hídrica del país, donde la cantidad de agua per capita ha descendido desde los 1.000 metros cúbicos de agua en los años 50 a los 80 metros cúbicos en algunas zonas del país.

DESALINIZACIÓN

"Casi no tengo agua para este verano", lamenta Hatem Sadi, residente próximo a un embalse en las ruinas de Jerash, al norte de la capital, Amán. Sadi, que trabaja en una tienda de zumos, se reparte con un vecino el coste del aguador, pero exige a las autoridades una solución para abaratar los costes.

Esta solución podría ser el proyecto de desalinización que lleva casi tres años sobre la mesa. El proyecto Mar Rojo-Mar Muerto fue acordado entre Jordania, Israel y la Autoridad Palestina en diciembre de 2016, con la intención de suministrar agua de mar sin sal a las tres partes.

Sin embargo, durante los últimos 30 meses apenas se ha registrado avance alguno. La urgencia de la sequía ha sido incapaz de anteponerse a la tensión política entre los firmantes y de momento no habrá avances hasta las elecciones del próximo mes de septiembre en Israel.

El responsable jordano para el agua no ve solución a corto plazo. "No lo veo", confiesa Dahiyat, quien cree que Jordania acabará obligada a adoptar la situación más difícil y costosa posible: el desarrollo de su propio proyecto de desalinización en la ciudad costera de Aqaba, a las orillas del mar Rojo y presupuestado inicialmente en 1.500 millones de dólares; un coste que Amán es incapaz de asumir sin ayuda internacional, y que probablemente se disparará conforme comiencen las obras.

Este escenario ocurriría en un país que despilfarra hasta el 45 por ciento del agua en algunas zonas por robos y por deterioro de las infraestructuras, ha reconocido el portavoz del Ministerio para el Agua, Omar Salamé, quien recuerda que existen otros proyectos alternativos en desarrollo -- nuevas presas, pozos adicionales -- aunque en modo alguno proporcionarían la estabilidad en el suministro que otorga la desalinización.

El tiempo, mientras, apremia. La población de refugiados en el país se ha disparado en los últimos años por la guerra de Siria. Tan proritario como el proyecto de desalinización es que el agua llegue a lugares como el campo de Zaatari, al noreste de Amán, donde organizaciones como el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) contribuyen para que cada residente reciba los 55 litros de agua mínimos al día que recomienda la Organización Mundial de la Salud.

"Es necesario que este proyecto se convierta en la prioridad más importante del Gobierno de Jordania en los próximos años", ha pedido Dahiyat.

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