Actualizado 03/03/2009 16:56

Día Mujer.- La exposición del Titanic en Madrid invitará el domingo a todas las mujeres que acudan con un acompañante

MADRID, 3 Mar. (EUROPA PRESS) -

La exposición 'Titanic. Objetos reales, historias reales' celebrará el domingo el Día de la Mujer invitando a todas las mujeres que acudan a ver la muestra, siempre que lleven un acompañante, según informó hoy la organización.

De esta forma, homenajearán a las mujeres que iban en el barco y que decidieron sacrificar sus vidas por las de otros. Este fue el caso de Annie Clemmer Funk, que renunció al último lugar libre en un bote salvavidas para cedérselo a una madre cuyos hijos ya se encontraban sentados en el bote. Annie regresaba a casa después de trabajar como misionera en la India para estar junto a su madre enferma.

Otra historia es la de Rosa Abbott, una madre soltera que viajaba a Nueva York en tercera clase para construirse una nueva vida con sus dos hijos, Rossmore y Eugene. Durante la evacuación de las mujeres y niños, no se permitió a sus hijos que subieran a los botes salvavidas, ya que a los dieciséis y catorce años ya eran considerados hombres.

Rosa se negó a irse sin ellos, y los tres fueron barridos de la cubierta por un muro de agua mientras el barco se sumergía por última vez. Rosa, que sufrió una conmoción y tenía las piernas gravemente congeladas, fue la única mujer que, tras caer al agua, fue izada a un bote salvavidas. Nunca se encontró a sus hijos.

Edith Russel, por su parte, era corresponsal de moda internacional, y escapó del naufragio con su amuleto de la buena suerte, un cerdito de cuerda que tocaba la melodía popular 'La Maxixe,'. Edith declaró a la prensa después del hundimiento: "Soy proclive a sufrir accidentes. He sido víctima de todo tipo de desastres, menos la peste bubónica y un marido". La actriz y modelo Dorothy Gibson protagonizaría un mes después de la catástrofe una película basada en su experiencia llamada Saved from the Titanic (Salvada del Titanic).

Otra mujer a bordo del Titanic fue Margaret Brown, que después de la catástrofe sería conocida como 'la insumergible Molly Brown', por su papel de liderazgo en los botes salvavidas. Margaret se había casado con un hombre pobre del que estaba profundamente enamorada, J.J. Brown, que logró hacer fortuna en una compañía minera. La fama que se labró Margaret como superviviente del Titanic le ayudó a promover los asuntos sociales por los que ella siempre había luchado, como los derechos de las mujeres y los trabajadores.

Durante la primera Guerra Mundial trabajó con el Comité Americano de Reconstrucción de la Francia devastada y fue condecorada con la Legión de Honor gala poco antes de su muerte, en 1932, cuando tenía 65 años.