Actualizado 18/04/2007 15:16

Una experta afirma que el tratamiento para superar la drogadicción mejora cuando la familia se involucra

VALENCIA, 18 Abr. (EUROPA PRESS) -

Isabel Senabre, del Instituto sobre Drogas y Conductas Adictivas (IDYCA) de la Universidad CEU Cardenal Herrera y una de los veinte formadores en todo el mundo capacitados por las Naciones Unidas dentro de la Red de trabajo internacional en el Tratamiento de la Dependencia a la Droga y Centros de Recurso y Rehabilitación, expuso hoy que "si la familia se involucra en el tratamiento del paciente, tanto éste como los objetivos de la recuperación, son más factibles".

Senabre participó hoy en el curso sobre la implicación de las familias en el tratamiento por abuso de sustancias organizado por el IDYCA de la Universidad CEU Cardenal Herrera, que cuenta con el apoyo de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, y la Dirección General de Drogas, según informaron hoy fuentes de esta institución académica.

Al respecto, explicó que se basa en datos obtenidos por el NAIDA (Instituto Nacional de Abuso de Sustancias) de EEUU según los cuales, los resultados de los tratamientos en jóvenes se atribuyen, sobre todo, al apoyo de la familia. Así, señaló que la implicación de ésta y los llamados "refuerzos", ayudan a que el joven consiga desengancharse de las drogas y aumente su habilidad para el no consumo, una vez haya finalizado el tratamiento.

En el curso organizado por la Universidad CEU Cardenal Herrera y la Dirección General de Drogas, los expertos han señalado que este tipo de tratamientos "ayudan a la familia a entender y sobrellevar la situación". Como apuntó Senabre, "la familia pasa por muchas fases de negación, vergüenza, culpa, ira, confusión, preocupación, negociación o desorganización que pueden alterar el funcionamiento de la casa, de ahí que también debamos explicar a los familiares, que lo que ocurre no es culpa de ellos".

Asimismo, la investigadora del IDYCA consideró "un error" tratar de forma preferente al miembro de la familia que consume droga, modificar la casa en función de lo que le gusta o comprarle la comida que le agrada. Por contra, las distintas formas en las que pueden implicarse los familiares en la terapia van desde el acompañamiento a las sesiones terapéuticas y ayudarle en las tareas de la casa, hasta reforzar y apoyar al paciente para que practique los consejos del terapeuta.

Entre los apoyos más importantes están los llamados "refuerzos" que consisten, aclaró, "en premiar al adolescente que consigue metas dentro del tratamiento con aquellas cosas que le gustan, bien sea hacer deporte, ir al cine". No obstante, incidió en que "estos refuerzos deben estar pactados previamente entre familia, paciente y terapeuta, y deberán ser proporcionados a los esfuerzos que se vayan viendo".

COMUNICACIÓN O CONFIDENCIALIDAD.

Del mismo modo, recomendó trabajar los problemas que afectan al paciente y a la unidad familiar de forma no ofensiva en las terapias y mejorar la comunicación, así como "evitar las indirectas, no asumir lo que el otro está pensando, evitar utilizar el doble sentido en el mensaje, admitir los errores en la comunicación y utilizar las declaraciones en primera persona".

La confidencialidad, dijo, es "un aspecto clave" que afecta al paciente en recuperación y a su entorno familiar y afectivo. "Es él quien decide qué parte del tratamiento quiere revelar y a qué miembros de su familia", constató.

Por último, aconsejó a los familiares de pacientes que "no culpen ni castiguen al enfermo por el consumo, sino que intenten comprender el concepto de adicción como enfermedad crónica que modifica el funcionamiento cerebral de la persona, y que le lleva a un consumo incontrolable".