Actualizado 16/02/2009 20:01

La Nobel de la Paz iraní Shirin Ebadi rechaza los fundamentalismos de cualquier signo

Reuters

Denuncia persecución contra su organización y aboga por la desaparición del Consejo de los Guardianes de la Revolución


MADRID, 16 Feb. (EUROPA PRESS) -

La abogada y activista de Derechos Humanos iraní Shirin Ebadi abogó este lunes por denunciar todos los fundamentalismos y radicalismos, sean del signo que sean, y señaló el prejuicio que pesa sobre el Islam como una de las principales dificultades que lastran las relaciones entre culturas.

En ese sentido, Ebadi, premiada con el Nobel de la Paz en 2003, defendió el diálogo como vía de solución de las diferencias entre las autoridades de Irán y de Estados Unidos. Así, señaló que hay signos positivos tanto por parte de la nueva Administración estadounidense de Barack Obama, como por parte de el Gobierno iraní.

En especial manifestó estar "muy contenta" por la decisión de Obama de retirar las tropas de Irak. "Espero que la promesa de cambio de Obama se materialice. Espero que pase de las palabras bonitas a las acciones palpables", dijo.

En cualquier caso, en referencia a Irak, y, en cierto modo, a Irán, indicó que la democracia "no es un regalo que un país pueda entregar a otro". "La democracia es una cultura y esa cultura existe en el pueblo iraní", sentenció.

Sin embargo, hablando ya sobre las próximas elecciones presidenciales del 12 de junio, destacó que todos los candidatos, incluido el reformista Mohamed Jatamí, deben ser aprobados por el Consejo de los Guardianes, un organismo que depende del Líder Supremo, el gran ayatolá Alí Jamenei.

Ebadi aseguró que este filtro es contrario a la Constitución iraní, la aprobada tras la Revolución Islámica, y abogó por la eliminación de estas restricciones. La activista no quiso defender a ninguno de los aspirantes de las presidenciales, y destacó que ella defiende principios y no a candidatos. En cualquier caso, recordó que Jatamí intentó eliminar o al menos limitar el poder del Consejo de los Guardianes, aunque no lo logró. "La libertad en las elecciones es el primer escalón de la democracia", señaló.

PERSECUCIÓN

La activista aprovechó para denunciar los ataques sufridos en las últimas semanas por ella misma y por la ONG a la que pertenece, el Centro de Defensores de los Derechos Humanos, y recordó que la sede de este grupo en Teherán fue cerrada por las autoridades el pasado 21 de diciembre. Esta organización proporciona defensa gratuita a los presos políticos, ayuda a sus familiares y elabora trimestralmente un informe sobre violaciones de Derechos Humanos en Irán.

Todo comenzó, según Ebadi, cuando, ante la prohibición de entrar en Irán a observadores internacionales de la ONU, el secretario general de la organización, Ban Ki Moon, solicitó al Centro de Defensores de los Derechos Humanos los últimos informes elaborados, lo que propició la aprobación en la Asamblea General de una resolución en la que expresa su "profunda preocupación por las serias violaciones a los Derechos Humanos".

Además, Ebadi denunció que la Policía se ha llevado de su despacho particular ordenadores y datos de los clientes a los que defiende y relató una última incursión en la que un grupo de desconocidos asaltó su despacho con el consentimiento de la Policía, presente en el momento del incidente, en la que realizaron pintadas en su despacho y la acusaron de colaborar con Estados Unidos. Su secretaria fue posteriormente detenida y aún no ha tenido acceso a un abogado.

Ebadi recordó que todos estos hechos son ilegales según las leyes iraníes, por lo que están denunciados. "Espero que el juicio sea objetivo y justo", afirmó.

La Nobel de la Paz, que participó hoy en Madrid en la presentación de un ciclo de conferencias en La Casa Encendida en las que aportará su visión sobre "Violencia, Derechos Humanos y el Islam", trabaja como activista en Irán desde hace años, y fue una de las primeras mujeres iraníes que ejerció como jueza.

Sin embargo, fue desplazada de sus funciones tras la Revolución Islámica de 1979. La activista recibió el Nobel de la Paz en 2003, cuando el Comité Nobel Noruego destacó que Ebadi "no cree que exista conflicto alguno entre el Islam y los Derechos Humanos fundamentales".