Irán es el cuarto país del mundo con más ejecuciones por delitos relacionados con narcóticos
MADRID, 15, (EUROPA PRESS)
Amnistía Internacional (AI) ha publicado este jueves un informe en el que constata el aumento durante 2011 del número de personas ejecutadas por delitos de drogas en Irán y pide "como primer paso" para abolir la pena de muerte en el país, la supresión de las ejecuciones por este tipo de delitos.
En dicho informe, titulado 'Adictos a la muerte: ejecuciones por delitos de droga en Irán', la organización concluye que al menos 488 personas han sido ejecutadas por presuntos delitos de drogas hasta el momento en 2011. En total, AI ha registrado unas 600 ejecuciones entre los informes de fuentes oficiales y no oficiales, y los delitos de drogas han constituido aproximadamente el 81 por ciento de esas ejecuciones.
"Para tratar de contener el inmenso problema de las drogas, las autoridades iraníes han emprendido una oleada de ejecuciones de proporciones descomunales, pese a que no existen pruebas que demuestren que la ejecución tenga un efecto disuasorio respecto al narcotráfico más efectivo que el encarcelamiento", ha manifestado Ann Harrison, directora adjunta provisional del Programa para Oriente Próximo y el Norte de África de AI.
"Los delitos de drogas tienen mucho que ver con el aumento de las ejecuciones de los últimos 18 meses. Irán debe abolir la pena de muerte para todos los delitos, pero el poner fin a la práctica de ejecutar a personas declaradas culpables de delitos de drogas reduciría significativamente, como primer paso, la cifra total de ejecuciones", ha subrayado.
MÁS EJECUCIONES DE LAS RECONOCIDAS
Las autoridades iraníes reconocieron oficialmente 253 ejecuciones en 2010, de las que 172 -casi el 68 por ciento del total- fueron por delitos de drogas. Sin embargo, AI recibió informes sobre otras 300 ejecuciones, la inmensa mayoría -según se cree- por delitos relacionados con las drogas.
Mohammad Jangali, camionero de 38 años de una pequeña comunidad suní de la minoría azerí predominantemente chií, fue ejecutado el 10 de octubre de 2011 después de que en 2008 se encontraran drogas en el camión que conducía cerca de Oroumieh. AI cree que firmó bajo coacción y tras ser torturado una "confesión" elaborada por el Ministerio de Inteligencia.
Las autoridades no facilitaron a sus familiares información sobre el caso hasta que la prisión se puso en contacto con ellos para decir que Mohamad Jangali iba a ser ejecutado. Hasta el momento de su muerte, él aseguró desconocer que el camión contenía drogas.
Según afirma la organización, ha recibido informes sobre afganos --a quienes se trata especialmente mal en los pabellones de los condenados a muerte-- que han sido ejecutados sin ser sometidos a procesamiento alguno, y que conocieron su ejecución a través de las autoridades penitenciarias.
AI ha seguido recibiendo información sobre ejecuciones por delitos de drogas de personas que eran menores de edad en el momento del delito, pese a que las autoridades iraníes afirman que este tipo de ejecuciones ya no tienen lugar.
APOYO INTERNACIONAL
Irán cuenta con el cuarto índice más alto del mundo de ejecuciones por delitos de drogas -91 por millón para personas de entre 15 y 64 años-, y es una importante ruta de tránsito internacional para el narcotráfico.
En los últimos años ha recibido ayuda internacional de la Unión Europea (9,5 millones de euros a lo largo de tres años para un proyecto destinado a fortalecer la cooperación antinarcóticos), y de Naciones Unidas (22 millones de dólares desde 2005 para proyectos de formación de las fuerzas antinarcóticos iraníes), entre otros, para erradicar el paso de drogas a través de sus fronteras.
Se supone que el programa de la ONU incluye trabajo para promover la reforma del sistema judicial iraní y ayudar a adecuarlo a las normas internacionales. Sin embargo, en una visita realizada en julio de 2011 a Irán, el director ejecutivo de la Organización de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) alabó el trabajo antinarcóticos de Irán sin mencionar la creciente aplicación de la pena de muerte para los delitos de drogas.
"Los países y organizaciones internacionales no pueden limitarse a mirar hacia otro lado mientras cientos de personas empobrecidas son ejecutadas cada año sin un juicio justo, algunas sin conocer siquiera la suerte que les espera hasta unas horas antes de morir", ha aseverado Harrison.