MADRID 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
Expertos del laboratorio francés CRIIDAD han recomendado trasladar a un cementerio nuclear los residuos radiactivos de fosfoyesos procedentes de la empresa Fertiberia en las Marismas de Huelva, por su alto contenido de sustancias cancerígenas como el radón 222, el polonio 210 y el radio 226.
Según informó Greenpeace en un comunicado, en el que aseguró que la radiación gamma en los fosfoyesos es hasta 38 veces superior a lo normal, los expertos han confirmado "la gravedad del problema radiactivo generado por Fertiberia en las Marismas de Huelva, a causa de sus vertidos de fosfoyesos radiactivos (más de 120 millones de toneladas en unas 1.200 hectáreas de marismas)".
La asociación ecologista señala que los expertos franceses "confirman la presencia de sustancias radiactivas tan peligrosas como el radón en la atmósfera y el radio 226 y el polonio 210 en tierra, polvo y agua" y "recomiendan confinar estos residuos en un cementerio nuclear".
"La población, y muy en particular los trabajadores que llevan a cabo actividades en esa zona, se ven expuestos a un riesgo radiológico muy significativo", asegura el comunicado de Greenpeace, que afirma que "esos vertidos producen constantemente un gas radiactivo, el radón 222, que se dispersa en la atmósfera", de "carácter cancerígeno sobradamente conocido". "Los especialistas estiman que ese gas es responsable del diez por ciento de los cánceres de pulmón", asegura el grupo ecologista.
Los fosfoyesos son residuos que contienen sustancias radiactivas de periodo físico (vida media radiactiva) muy largo y de radiotoxicidad muy fuerte. Los expertos "recomiendan que sean retirados de la zona de vertido y se traten como residuos radiactivos, alojándose en contenedores estancos y almacenándose con garantías de confinamiento a muy largo plazo", informó Greenpeace.
Según la asociación ecologista, la Comisión Europea ha iniciado una investigación como consecuencia de la que queja que Greenpeace aportó a la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo.
Por otro lado, Greenpeace ha pedido explicaciones a la Junta de Andalucía y al Consejo de Seguridad Nuclear por la existencia de un vertido radiactivo de cesio-137 al río Tinto, procedente de las más de 7.000 toneladas de material contaminado radiactivamente por el accidente de Acerinox en 1998.