Actualizado 09/10/2009 20:52

Termina el plazo que dio el presidente de Kenia para cerrar los campamentos pero muchos desplazados no han querido irse

MADRID, 9 Oct. (EUROPA PRESS) -

Más de un año y medio después de la violencia postelectoral en Kenia, gran parte de los desplazados por los enfrentamientos aún vive en tiendas de campaña en los campamentos, un lugar que no quieren abandonar a pesar de que este viernes terminara el plazo dado por el presidente de Kenia, Mwai Kibaki, para cerrar estos lugares que, en el punto álgido de la violencia, albergaron a 500.000 personas.

Uno de los refugiados, Stanley Wanyoike, que se vio obligado a huir con su mujer y sus cinco hijos el 30 de diciembre de 2007, la noche en que el presidente fue declarado ganador de los comicios, aseguró que sólo abandonará este lugar si Kibaki mantiene su promesa de concederles terrenos.

A principios del año pasado, los terrenos agrícolas en la ciudad de Eldoret albergaban a 25.000 personas, aunque ahora sólo quedan unas 2.000. A cada familia se le ha ofrecido una cantidad aproximada de 470 dólares por marcharse, pero para recibir este dinero tienen que desmontar la tienda.

"El Gobierno dice que no nos da el dinero a no ser que desmontemos la tienda, pero si la desmontamos, no tendremos dónde ir, por lo que estamos confundidos", aseguró una refugiada, Elizabeth Wanja, quien, como casi todos los que residen en el campamento, son de la etnia kikuyu, que huyeron de los ataques de la etnia kalenji.

Muchos de los residentes dicen que temen volver a las comunidades de las que proceden, y quieren que se les concedan terrenos para que puedan reasentarse de forma grupal, puesto que perciben esta situación como más segura, informa la BBC. Durante su visita a Kenia esta semana, el ex secretario de Naciones Unidas Kofi Annan lamentó la situación de estos desplazados tanto tiempo después de que se firmara el acuerdo de paz.

"El campamento de Eldoret es el único campamento para desplazados internos que queda en el país", aseguró la ministra para Programas Especiales, Naomi Shaban. "El Gobierno aún está en el proceso de adquirir terrenos para asentar a los desplazados, no creo que este proceso pudiera hacerse más rápido, es demasiado complicado", añadió, y negó la posibilidad de que vayan a ser expulsados de los campamentos forzosamente al haber llegado la fecha límite.

"Un año y nueve meses después, la gente está viviendo su vida de manera normal, al menos un gran porcentaje de ellos", indicó un miembro de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Robert Odhiambo, cuya organización ha colaborado en la construcción de 4.000 casas para los afectados por una violencia que terminó con la vida de 1.300 personas y que desplazó a más de 650.000.

Aunque continúan las tensiones en algunas zonas, la OIM ha tenido cierto éxito a la hora de establecer cierto nivel de seguridad en los lugares donde se mezclan los grupos étnicos rivales. "Tienes la comunidad A y la comunidad B para reconstruir los hogares quemados, por lo que es un poco como enterrar el hacha", añadió.

TAREA INMENSA EN PROGRESO

Reasentar a cerca de 650.000 kenianos cuyas vidas fueron destrozadas sigue siendo una tarea inmensa, por lo que aún continúa, señaló. Aún así, no es la única dificultad que se necesita superar, puesto que Kenia tiene una necesidad desesperada de reconciliación y justicia para impedir que se repita la violencia de los próximos comicios, previstos para 2012.

Según el diario keniano 'Daily Nation', los campamentos que albergan a los desplazados son 19 y el programa para reasentarlos comenzó hace dos semanas. Según el comunicado firmado por el secretario de Seguridad Interna Permanente, Francis Kimemia, a 3.500 familias se les concederá ahora dos acres de tierra. De acuerdo con este comunicado, los desplazados que comiencen a abandonar los campamentos obtendrán sus terrenos el próximo miércoles.