Publicado 16/05/2023 14:42

"La convivencia en paz, un camino por recorrer en Colombia"

Paz en Colombia
Paz en Colombia - CEDIDAJRS EN COLOMBIA, SOCIO LOCAL DE MANOS UNIDAS

   Hace un año, por este tiempo de pascua, asesinaron al joven Ever Ortega, líder de la comunidad de Santa Elena en el municipio de Norosí en el sur del departamento de Bolívar, Colombia. Un joven normal, líder de su comunidad, cercano al Servicio Jesuita a Refugiados (JRS, por sus siglas en inglés), cayó como una víctima más de la violencia injusta. Hoy día, en esta comunidad, las personas siguen viviendo con miedo y zozobra por lo sucedido. La comunidad sigue controlada por los distintos actores armados, sigue sintiendo el abandono del Estado y sigue viendo cómo sus derechos y libertades se ven restringidas hasta tal punto que cualquier reunión comunitaria podría poner en riesgo sus vidas.

   Esta violencia ha permeado distintos escenarios de la vida cotidiana en el lugar, en donde, cada vez más, los niños y las niñas desde muy temprana edad replican estas formas de relacionarse. Esto se hace visible, por ejemplo, en los juegos que realizan en sus ratos de descanso. En consecuencia, las maestras y los maestros, paulatinamente, se sienten con menos herramientas en su esfuerzo por promover la convivencia y construcción de relaciones justas entre los niños, las niñas y los adolescentes. ¡Construir relaciones de justicia se convierte en un reto permanente!.

   Desde nuestro trabajo realizado en la región del Magdalena Medio colombiano y en un contexto de crisis humanitaria en muchas regiones del país, recordamos nuestro compromiso por seguir trabajando por la reconciliación y la justicia como una forma de contribuir a los distintos caminos para seguir construyendo paz en medio del conflicto.

   En este escenario complejo y, en ocasiones, desalentador, el equipo del JRS, con el apoyo de Manos Unidas, reconoce la importancia de la participación de varios actores que animan la construcción de espacios de convivencia pacífica. Destaca el trabajo realizado por muchas mujeres de distintas comunidades que lideran procesos productivos para la sostenibilidad de sus familias y el desarrollo de su comunidad. También hacen esfuerzos por participar en diversos tipos de escenarios públicos para generar incidencia social en sus municipios. Del mismo modo, vale la pena rescatar la determinación de docentes comprometidos con la educación de la niñez y la juventud que está en riesgo.

   También es importante reconocer la labor de sacerdotes y pastores de iglesias que, desde un liderazgo espiritual y con iniciativas de apoyo comunitario, ayudan a vislumbrar otras perspectivas vitales en medio de las adversidades del contexto. O el dinamismo de aquellos jóvenes con interés en participar en procesos que contribuyen a la renovación de liderazgos y a visibilizar las problemáticas del contexto en el que viven. Cómo olvidar que muchas familias desplazadas, migrantes y refugiadas nos inspiran con sus historias de vida cargadas de resiliencia.

   Mención especial merecen también las organizaciones sociales de base que trabajan por el derecho a permanecer en sus territorios y han promovido distintas iniciativas como el Acuerdo Humanitario por el Magdalena Medio, que son grandes oportunidades para transformar las relaciones y promover la Convivencia en Paz. Son muchas las personas que nos dan un testimonio del profundo deseo de relacionamiento armónico y pacífico, que, en medio de la violencia, se convierte en signo de esperanza y paz.

   En este Día Internacional de la Convivencia en Paz, desde el JRS queremos resaltar, asimismo, el trabajo realizado en Colombia por la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (CEV). Esta comisión temporal y extrajudicial que surgió en el marco del Acuerdo Final de Paz entre Gobierno Colombiano y las FARC-EP en 2016, nos ha dejado un legado y herramientas para reflexionar sobre los patrones, casos, contextos y factores de persistencia del conflicto, así como las experiencias de acuerdos de convivencia y resolución pacífica de los mismos, sentando las bases para la no repetición y la construcción de la más amplia cultura del respeto. Es importante visibilizar los hallazgos y acoger las recomendaciones del informe presentado por esta comisión.

   Para nosotros, la convivencia en paz en Colombia es un camino en el que aún tenemos mucho por recorrer. Hay que valorar los esfuerzos que se realizan en muchos territorios de nuestro país por construir puentes que nos permitan cruzar sobre los ríos de la violencia que nos separa a unos de otros para poder vivir realmente y de corazón una convivencia pacífica.

   Diana Marcela Torres Vergara es coordinadora de la Oficina Territorial Magdalena Medio del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) en Colombia, socio local de Manos Unidas. Este texto está enmarcado en el Día Internacional para la Convivencia en Paz, que se celebra este 16 de mayo.

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