VITORIA, 19 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Ararteko, Iñigo Lamarca, denunció hoy la "insuficiente reacción ante determinadas conductas" que se producen en los centros escolares de Euskadi, o la "lentitud de la misma", lo que contribuye a crear "una sensación de impunidad" en la persona o el grupo acosador.
Asimismo, advirtió que la consideración de determinadas conductas como normales, "pone en cuestión una serie de valores básicos, esenciales para una convivencia respetuosa".
Lamarca hizo estas declaraciones hoy en Vitoria, en una rueda de prensa que ofreció en el Parlamento vasco para presentar el "Informe Extraordinario sobre convivencia y conflictos en los centros educativos".
El Ararteko explicó que la institución que preside ha decidido abordar este trabajo porque "aprender a convivir, sin violencia, respetando a todas las personas, independientemente de cómo sean, es un objetivo básico de la educación y una cuestión de derechos".
Asimismo, añadió que "existe una preocupación social creciente respecto a esta cuestión, que incluso podría ser calificada de alarma social".
Sin embargo, aclaró que este texto "no es sobre el bullying", o más exactamente, que "no se ha limitado a él", ya que "pretende analizar el clima escolar en su conjunto". "Analizar el conjunto de relaciones que se dan en el ámbito de la comunidad educativa entre sus diferentes miembros, incluyendo conductas, como la disrupción o falta de disciplina, que alteran el buen funcionamiento de los centros", matizó.
En cuanto a los conflictos de convivencia, explicó que han investigado básicamente, seis tipos, como son "la disrupción, las agresiones de los estudiantes hacia el profesorado, las agresiones de los docentes al alumnado, el maltrato entre iguales, el vandalismo y el absentismo".
Respecto al informe en sí, Lamarca aseguró que "lo más llamativo" es que todos los componentes de la comunidad educativa (alumnado, profesorado y familias) se muestran "razonablemente satisfechos del clima escolar que perciben en sus propios centros", y "sus respuestas son más críticas cuando se les pregunta por el clima general del sistema educativo o por su posible deterioro".
En este sentido, informó de que "un 82% de las familias no cambiaría a su hijo de centro", y que "el 93,4% de ellas se muestra muy satisfecha de que su hijo estudie en el centro en el que está".
A pesar de esto, añadió que las situaciones en las que un miembro de la comunidad escolar es "marginado, amenazado, agredido o humillado son frecuentes", y dijo que estos casos son "expresión casi siempre de un abuso de poder".
ELEMENTOS DE PREOCUPACION
Ante estos casos, el Ararteko apuntó siete elementos de preocupación, el primero de los cuales es "el divorcio que se observa entre el profesorado y las familias", ya que, en su opinión, "la colaboración y la sintonía entre familias y profesorado es uno de los factores clave para mejorar la convivencia y el clima de los centros".
En segundo lugar citó "la escasa participación de algunos sectores en la elaboración, revisión y aplicación de las normas que regulan la convivencia en los centros", y en tercero, "la consideración de determinadas conductas como normales, lo que pone en cuestión una serie de valores básicos, esenciales para una convivencia respetuosa".
Estas conductas serían "la disrupción o indisciplina", "las agresiones a compañeros" y "la aceptación del papel de testigo impasible de los hechos de quienes, normalmente por miedo a las consecuencias, miran hacia otro lado sin apoyar a quien sufre ni colaborar con los adultos responsables".
Lamarca alertó también sobre "la incidencia, no siempre positiva, que determinadas actuaciones de agentes externos a los centros tienen sobre estos", como por ejemplo la de los medios de comunicación, y el "grado de malestar o desánimo que se puede apreciar en buena parte del profesorado, que se siente desbordado".
Asimismo, también criticó "la insuficiente reacción ante determinadas conductas, o la lentitud de la misma, lo que contribuye a crear una sensación de impunidad". Sobre este aspecto añadió que "aunque el trabajo fundamental en los centros debe ser preventivo, ante determinados hechos, como en las situaciones de acoso, es preciso intervenir, y hacerlo con prontitud y eficacia".
Para Lamarca, "la lentitud o la ineficacia sólo tienen efectos negativos, tanto en la persona acosada, que sigue desprotegida", como "en la persona o grupo acosador, que se siente impune", y "en los testigos, que ven cómo se puede seguir humillando a un compañero o profesor sin que suceda nada".
Por último, denunció "la soledad y el dolor de las víctimas del maltrato" y lamentó que "los casos de acoso conocidos o denunciados son una parte mínima de la realidad".
"Existe un número nada despreciable de alumnos que son objeto de acoso, muchos de los cuales padecen ese sufrimiento en silencio, o con el simple apoyo de algún amigo, bien por falta de cauces para dar a conocer su situación a las personas adultas que deben defenderlo, bien por miedo a que su denuncia les deje aún más desprotegidos y tenga peores consecuencias para ellos mismos", agregó, antes de calificar esta situación de "absolutamente intolerable".
RECOMENDACIONES
En su informe, el Ararteko realiza 28 recomendaciones para la mejora de la convivencia en los centros y en las aulas, que van dirigidas al conjunto del sistema educativo, a sus máximos responsables, "incluso a otros agentes sociales que no forman parte estrictamente de la comunidad escolar pero que, con sus actuaciones, inciden sobre ella, como puede ser el sistema judicial o los medios de comunicación".
"Algunas proponen modificar o completar el actual marco normativo, o revisar los protocolos de actuación; y otras afectan a la organización de los centros, a sus prioridades, a los sistemas de participación, a sus prácticas, a la organización de los tiempos y espacios escolares", explicó.
Además, se realizan seis recomendaciones específicas sobre cómo intervenir ante situaciones de acoso o violencia, dirigidas especialmente a mejorar la detección y a garantizar la protección y la ayuda necesaria a quien sea víctima del maltrato; tres se refieren a la intervención de otros agentes sociales; y las tres últimas, a la necesidad de seguimiento e investigación.
Lamarca consideró que una de las principales dificultades para lograr una mejora significativa de la convivencia en todos los centros reside "en la complejidad del sistema, que abarca diferentes etapas, cientos de centros, miles de aulas y miles de docentes".
Por este motivo, anunció que "aplicar muchas de las recomendaciones exigirá la implicación, en mayor o menor grado, de numerosas instancias, como son el Departamento de Educación y sus servicios, los órganos de los centros y otros agentes sociales".
En este sentido, agregó que la institución del Ararteko, en la medida de sus posibilidades, "hará un seguimiento de los logros, avances o retrocesos" y "abordará también, en un próximo informe, un tema capital, que está en la base de la convivencia, como es el de la transmisión de valores a los menores".
"El centro educativo tiene que ser un lugar donde se pueda practicar y aprender la convivencia entre diferentes, un lugar de relación del que queda excluido cualquier tipo de violencia, discriminación o humillación", apuntó asimismo el Ararteko, quien concluyó lanzando un "mensaje nítido" que se debe "trasladar y hacer realidad en nuestra sociedad y en su escuela", y que no es otro que "la tolerancia cero a la violencia en las relaciones".