BILBAO, 16 May. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, defendió hoy la necesidad de un nuevo modelo económico en Euskadi, ante los "signos de agotamiento" del actual, que favorezca la creación y anclaje de grandes grupos industriales y financieros. En este sentido, abogó por "potenciar" sus fortalezas y corregir sus "debilidades" en un marco de "estabilidad institucional" y de ausencia de violencia.
Galán realizó esta reflexión en Bilbao, donde participó en un encuentro empresarial organizado por Cebek con motivo de su Asamblea general, en el que, bajo el título "Euskadi es un país próspero", también participó el socio presidente de Roca-Junyent Abogados, Miquel Roca y Junyent. El debate al que asistieron fue moderado por el director del Museo Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, y estuvo presididido por el presidente de Cebek, José María Vázquez Eguskiza.
En su intervención, Galán destacó que Euskadi ha demostrado en los últimos 20 años su capacidad de adaptación y señaló que las consecuencias de ese esfuerzo han permitido que en 13 de los últimos 15 años el crecimiento de la economía vasca haya sido superior al de la media europea o que se pueda hablar casi de pleno empleo.
El presidente de Iberdrola indicó que, en definitiva, se ha logrado una economía "más abierta y dinámica, abierta al exterior". No obstante, advirtió de que el País Vasco "no puede dormirse en los laureles" y tiene que afrontar "con anticipación los nuevos retos", ya que, a su juicio, el modelo actual presenta "claros signos de agotamiento". "Hay que hacerlo ya, antes de que sea demasiado tarde", afirmó.
En este sentido, aseguró que Euskadi debe ser capaz de convertir los retos en "oportunidades". Galán indicó que el País Vasco debe potenciar las fortalezas de su economía y "corregir" sus debilidades en un marco de "estabilidad institucional" y en el que sería clave la ausencia de violencia, que contribuirá "de manera decisiva" al progreso.
Entre las debilidades citó la alta especialización industrial, la insuficiente presencia de las empresas vascas en sectores y países emergentes, los elevados costes salariales, la falta de estímulo para promocionar a los mejores "a través en algunos casos de un exceso de igualitarismo salarial", un cierto "estancamiento" del diálogo social, un "escaso" crecimiento demográfico y un tamaño "insuficiente" de las empresas. A todo ello, unió el "declive" del espíritu empresarial para tender a un modelo más "funcionariado".
Las fortalezas de la economía vasca son para Galán su amplia tradición exportadora, la alta cualificación de su mano de obra, el diferencial "favorable" de I+D y su capacitación técnica, junto con la sinergias de localización auspiciadas por los diferentes clusters industriales.
Galán defendió la necesidad de abordar "urgentemente" una segunda transformación económica de Euskadi para diseñar un nuevo modelo económico y de competitividad, que se base en los "valores de siempre", potenciando la creatividad, la aceptación del cambio, la tolerancia, la disposición a asumir riesgos y el impulso al carácter emprendedor.
Otros de los ejes deben ser convertir el País Vasco en "un referente de innovación de investigación y tecnología" y que se constituya en una "verdadera sociedad de la información y el conocimiento".
Galán indicó que este nuevo modelo debería favorecer la creación y anclaje en Euskadi de grandes grupos industriales y financieros "capaces de competir en un entorno global y fuertemente internacionalizado, que ejerzan un efecto tractor sobre el importante tejido de pymes que existe en el País Vasco".
"En definitiva, la consecución de los más importantes objetivos a los que debemos hacer frente como que Euskadi mejore su competitividad, que lidere la innovación y el desarrollo sostenible o que amplíe su presencia internacional, no será posible si no logramos crear y fijar en el Territorio y apoyar a un grupo de grandes empresas, líderes en sus sectores, que produzcan un efecto tractor sobre el resto de la economía", agregó.
En este sentido, manifestó que Iberdrola "puede y quiere" formar parte de ese entramado de empresas tractoras. Galán recordó la apuesta de Iberdrola por el desarrollo económico y social del País Vasco y, en concreto, cifró en más de 5.000 millones de euros la contribución económica de la compañía a Euskadi en el periodo 2002-06. La compañía, según destacó, da empleo a 4.000 trabajadores en el País Vasco, da servicio a más de 1,2 millones y compró a empresas vascas por un valor de 800 millones en 2006.
Galán detalló que han acometido inversiones en los últimos cinco años por valor de 1.000 millones, compras por otros 1.600 millones, además de una contribución fiscal de 1.500 millones, y proyectos de I+D+i por 140 millones.
El presidente de la eléctrica añadió que el compromiso de Iberdrola con Euskadi continuará en el futuro y puso de ejemplo de ello la futura sede de la compañía, la Torre Iberdrola, que se ubicará en Bilbao, con una inversión de 200 millones. Añadió que en los próximos años continuará invirtiendo en el desarrollo de infraestructuras energéticas en Euskadi y hará compras a empresas vascas por más de 2.000 millones de euros.
Por otra parte, el presidente de Iberdrola afirmó que, para seguir haciendo frente a la globalización "en condiciones óptimas", es necesario que Euskadi "potencie sus atractivos para captación de nuevas inversiones".
En este sentido, defendió una fiscalidad que espera que "sea cada vez más atractiva", así como una amplia red de comunicaciones e infraestructuras energéticas. A ello, añadió que hay que ser más productivos y ello requiere "mayores esfuerzos y mejora" en costes, innovación y formación. Galán abogó por aumentar la movilidad laboral y por una potenciación del diálogo social que contribuya a "la flexibilización de las relaciones laborales". "Con unas relaciones laborales rígidas, tendremos muy difícil el poder competir en otros mercados que no las tienen", añadió.
ROCA
Junto a Galán, también tomó la palabra el socio-presidente de Roca-Junyent Abogados, Miguel Roca y Junyent quien realizó un análisis general de la situación actual y los retos de la economía y la sociedad de cara al futuro, en un momento en el que, a su juicio, no se puede poner en cuestión ni el bienestar en Europa ni la globalización.
A partir de la aceptación de estos principios, Roca indicó que hay que empezar a convivir con la deslocalización, con fenómenos como la inmigración o con la conciencia de que quedará muy "poco margen" para desarrollar políticas económicas propias.
En este escenario, defendió una transformación del actual sistema educativo, con el que se mostró crítico, al igual que también lo hizo Galán al señalar que "se ha intentado igualar por abajo". "Que se pase curso cuando uno suspende, que no se repita", indicó el presidente de la eléctrica.
Roca apuntó como otra de las "asignaturas pendientes" el de la innovación y la ausencia de "infraestructuras necesarias para competir". Asimismo, defendió la necesidad de avanzar en la liberalizacion, desarrollar una política fiscal que favorezca la economía y priorizar sectores o áctividades económicas, para darles apoyo y que se conviertan en referencia, unas ideas compartidas también por Galán.
Asimismo, afirmó que es clave que exista estabilidad política para que no peligre el crecimiento económico y, en este sentido, indicó que la "crispación" no ayuda a la economía y que "tanta responsabilidad existe en el que genera crispación, como en el que se aprovecha de ello para sacar réditos electorales". Por último, manifestó su deseo de que Euskadi pueda alcanzar la paz y destacó que "con el diálogo todo es posible" y que "con las armas no hay diálogo, ni hay paz".