BILBAO, 25 May. (EUROPA PRESS) -
El Museo de Las Encartaciones ha homenajeado este miércoles a supervivientes y familias de represaliados de Sopuerta de la Guerra Civil. Se calcula que más de 200 vecinos de Sopuerta fallecieron o fueron encarceladas o represaliadas durante la guerra y la posguerra.
Según han informado las Juntas Generales de Bizkaia, Paca Marcelino Pernia, Asun Jiménez Cosgaya, Visi Diéguez, Che Serna Ocejo y Gaspar Neira Rotaetxe son supervivientes de la Guerra Civil que sufrieron en su propia carne las consecuencias de este conflicto bélico que sacudió el corazón de Las Encartaciones.
Más de ocho décadas después, estos vecinos y vecinas de la localidad de Sopuerta, que por aquel entonces bordeaban la infancia o adolescencia, han recibido un "sentido homenaje" en el Museo de Las Encartaciones, en un acto organizado por el centro cultural de Abellaneda, que ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Sopuerta.
El reconocimiento a estas víctimas de la guerra se ha hecho extensivo también a las personas que sufrieron la dura posguerra y los peores años de la Dictadura, así como a todos aquellos que sufrieron algún tipo de represión y que ya han fallecido. Se calcula que 93 personas de esta localidad murieron solo víctimas de la guerra.
Al acto en el museo propiedad de las Juntas Generales de Bizkaia han acudido numerosos vecinos de Sopuerta, así como familiares de víctimas y distintas personalidades ligadas a la localidad encartada como su actual alcalde Unai Ibarrondo, o Javier de la Colina, farmacéutico de la localidad e investigador local que colabora habitualmente con el Museo de Las Encartaciones, y que ha recogido en sus numerosos trabajos testimonios e historias pasadas de esta localidad.
El director del museo encartado, Javier Barrio, se ha encargado de abrir el acto de homenaje, que ha incluido una pequeña presentación y una pincelada a modo de relato biográfico de las historias de estos cinco protagonistas que fueron testigos de la Guerra Civil y que sufrieron también la dura postguerra y los peores años de la Dictadura.
Sus historias resumen lo que les pasó a aquella generación de habitantes de Sopuerta que, recorriendo la infancia o adolescencia, les tocó vivir como adultos, poniéndose en situaciones que nunca hubieran imaginado. Es el caso de Gaspar Neira Rotaetxe, el último soldado que queda vivo, que le tocó luchar, como a otros muchos, por obligación al cumplir los 18 años, en plena ocupación de las tropas de Franco. Para Asun Jiménez Cosgaya, Visi Diéguez, Che Serna o Paca Marcelino Pernia la guerra les sacudió siendo todavía niñas.
La primera, con apenas 7 años, tuvo que huir con su familia desde Sopuerta a Ampuero, donde les atrapó uno de los bombardeos más duros de la época. Su casa de Sopuerta quedó en medio del frente entre nacionales y republicanos, y cuando regresaron, se la encontraron totalmente destrozada.
Por su parte, Diéguez sufrió la encarcelación de su padre, hermanos y primos. Ella misma, siendo niña, tuvo que desplazarse a pie con su madre, tías y hermanas hasta Santander para poder alimentarles mientras cumplían condena. Regresaron a Sopuerta poco después escondiéndose por los bosques con el miedo a ser atrapadas.
Che Serna fue niño de la guerra. Tomó el barco Habana en Santurtzi y pasó tres años con una familia belga. Al regresar, se encontró con que sus hermanos estaban todos en la cárcel, excepto uno que decidió esconderse en el caserío de Sopuerta durante dos años, convirtiéndose en uno de los famosos "topos" de la época.
"Son pequeñas historias que ocurrieron hace 85 años en Sopuerta, y hoy la vida de estos cinco supervivientes de la guerra se ha cruzado de nuevo en el Museo de Las Encartaciones haciendo honor a toda esa generación de sopuertarras que sufrió un conflicto bélico como el que ahora mismo asola Ucrania. Las cifras hablan de más de 200 vecinos y vecinas de Sopuerta que fallecieron o fueron encarceladas o represaliadas durante la guerra y posguerra", han indicado desde las Juntas Generales.
