VIGO 4 Sep. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno municipal de Vigo empezó hoy a negociar con los vecinos afectados por el mal funcionamiento de la estación depuradora del río Lagares su posible traslado a otras viviendas y la compensación por dejar sus casas y terrenos.
Así, el portavoz del Ejecutivo local, José Manuel Figueroa, confirmó en rueda de prensa tras la celebración de la Junta de Gobierno Local que hoy empezarán las reuniones con cada uno de los 23 propietarios afectados, con del fin "estudiar cada caso individualmente" y para saber si dichos vecinos quieren o no trasladarse y en qué condiciones.
Figueroa recalcó que todas las expropiaciones que se realicen serán "pactadas" con los afectados, y recordó que los técnicos estimaron el coste de las parcelas en unos 8,3 millones; en todo caso, reiteró que "se hará la voluntad de los vecinos".
Por otra parte, el concejal popular expresó la intención del Gobierno municipal de poder contar con el proyecto de mejoras de la actual planta del Lagares antes de que finalice el año, y confirmó que en la segunda o tercera semana de septiembre, el ayuntamiento presentará el informe que está elaborando una empresa para plantear posibles ubicaciones para una nueva depuradora en el término municipal vigués.
PROPUESTA INSUFICIENTE
Por su parte, la portavoz de los vecinos afectados, Rita Campos, calificó de "insuficiente" las propuestas económicas que el Ayuntamiento ha planteado por la expropiación de sus terrenos y viviendas, y recuerdan que, en algunos casos, la compensación "ni siquiera llega para construir una casa".
En ese sentido, algunos vecinos esperan poder "renegociar" dichas cantidades con el Gobierno municipal, al tiempo que denunciaron que, a pesar de los nuevos sistemas de desodorización y de las mejoras que se han llevado a cabo en la planta, "continúan los olores y las fugas de gases tóxicos".
Además, insistieron en que no quieren abandonar sus casa a cualquier precio, ya que algunas de ellas tienen hasta 200 años de antigüedad, con terrenos amplios y asentamientos de gran tradición en la zona, a lo que se suma el hecho de que muchos no están dispuestos a cambiar viviendas unifamiliares por pisos, o a trasladarse fuera de la parroquia donde viven actualmente.