El estudio del culto a los muertos, los dichos o la cultura popular: la gran obra de Fraguas

Letras Galegas.- El estudio del culto a los muertos, los dichos o la cultura popular centraron la obra de Fraguas
CONCELLO DE CERCEDO-COTOBADE - Archivo
Actualizado: sábado, 4 mayo 2019 12:04

   El investigador recopilaba historias sobre apariciones en cruces de caminos o del uso de los astros para predecir la meteorología

   SANTIAGO DE COMPOSTELA, 4 May. (EUROPA PRESS) -

   Antonio Fraguas describía a Galicia como una tierra de leyendas, dichos, y costumbres con profundas reminiscencias del pasado, que conforman un auténtico archivo de patrimonio inmaterial transmitido a través de la tradición oral: las historias pasadas de padres a hijos y abuelos a nietos, o los cánticos entonados durante las labores del campo y los trabajos en el rural.

   La conservación de todo este patrimonio y esta identidad fue una obsesión para el intelectual, del mismo modo que para otros investigadores y autores que trabajaron intensamente para que este legado perdurase y evitar que el paso del tiempo se lo llevase consigo. Todo ello representa la obra de 'Don Antonio', que dedicó una vida a registrar, investigar y reflejar, libreta en mano, todo lo que veía y escuchaba en caminos y aldeas, además de su propia memoria y experiencia personal.

   El investigador era un hombre del rural y pasó su infancia en Cotobade, donde vivió hasta los 14 años criado por su madre y 'Mamá Antonia', una mujer que trabajaba en la casa y que fue "una figura muy importante para él" y "una maestra", según han destacado a Europa Press la escritora Malores Villanueva y el etnógrafo Clodio González.

   "Era una mujer que no sabía leer ni escribir y él dice, no obstante, que fue la persona de la que más aprendió. Tenía ese acervo, esa cultura popular que le transmitió cuentos, 'cantigas', leyendas... todo eso tiene una base suya", recuerda Villanueva. Clodio González relataba que esta realidad era "el mundo" de Fraguas y esta señora representaba una "fuente" de conocimiento, una "sabiduría popular inmensa" que "fomentó su curiosidad" ya de niño.

"DESCRIPTOR DEL TERRITORIO"

   Además de esta experiencia, Fraguas recorrió Galicia "de punta a cabo" y siempre con una libreta, añade Valentín García, secretario xeral de Política Lingüística, parándose en sitios para ver el paisaje, analizar la geografía, la climatología y las explotaciones que había en cada lugar, como "un descriptor del territorio y de la vida de la gente".

   "Un día me contó una anécdota: examinando a un niño le preguntó sobre la economía de la parroquia y él le respondió: 'Pero mire, en mi parroquia no hay economía ninguna'. Y ponía esta historia como ejemplo de que a veces no vemos las cosas que tenemos, no estudiamos la realidad aplicada a nuestro territorio".

   Fraguas y otros galleguistas como Risco o Raimundo Portela, destaca Valentín García, trabajaron toda su vida para "reflejar y preservar" un mundo que estaba "por descubrir", convencidos de que algún día "iba a desaparecer" en una sociedad que "estaba cambiando muy rápido".

   "Representa a toda esa generación que fue consciente de que las raíces históricas de nuestra cultura, la lealtad que el pueblo gallego tuvo con su idioma y la cultura, estaba en esas clases populares e incluso en siglos de decadencia supieron mantenerlo vivo. Formaban parte de la identidad de ese país", ha considerado Víctor Freixanes, presidente de la Real Academia Galega.

   De este modo, el investigador y etnógrafo mantenía una consciencia de que "sin la memoria" y "sin saber" y conocer esa cultura popular "difícilmente" se podría avanzar, un ideario que trasladó a todas las instituciones en las que trabajó y todos los movimientos y entidades con los que estuvo vinculado, como el Seminario de Estudos Galegos, el Consello da Cultura Galega o el Museo do Pobo Galego.

CUENTOS Y FANTASMAS

   A través de escuchar los cánticos de los granjeros o los cuentos de los vecinos, Fraguas recopilaba leyendas y tradiciones, como el 'Entroido' de Cotobade, tierra muy presente en toda su investigación. Otros de sus textos recogían todo tipo de celebraciones, juegos tradicionales e incluso la llegada del fútbol irrumpiendo en la sociedad gallega.

   Otras facetas de su trabajo se recogen en publicaciones como 'Geografía de Galicia', la especialidad del docente y etnógrafo, o 'El Traje Popular'. Entre los textos de Fraguas destaca su investigación sobre 'O culto aos mortos', en el que recoge toda una serie de historias de su tierra natal, sobre todo de apariciones y espectros, pues los gallegos tenían presente en su vida un profundo sentimiento religioso y creencias sobre la inmortalidad y el concepto del 'más allá', algo que compartían con otros territorios como Portugal.

   En muchas supersticiones de sus habitantes, los fallecidos regresaban como aparecidos durante la noche, en las encrucijadas o en los 'cruceiros' de los caminos de aldea, para que un caminante casual rompiese el hábito con el que se ataviaba a los cuerpos para evitar su entrada en el mundo de los condenados.

   Algunas de estas historias cuentan que, después de hacerlo, la tierra se abría y se tragaba al difunto entre llamas y nubes de azufre, mientras que en otras los muertos abandonaban la sepultura para regresar y aparecerse en la casa de su familia cuando había algún problema, manifestándose a través de golpes en las puertas y los tejados, o lamentos y gritos terroríficos, o incluso reencarnándose en diferentes animales, como los cuervos, los pájaros o los sapos.

   Estas leyendas estaban alimentadas por las sombras, el sonido del viento o el de los golpes de mar en las rocas, en el caso de las tierras costeras. También compartían mitología con otras tradiciones como es el caso del peregrinaje a San Andrés de Teixido, dado que era costumbre tener cuidado de no lastimar ni herir a ningún animal durante el camino, por si se tratase de un fallecido cumpliendo una visita a la zona que no pudo hacer en vida ('A San Andrés de Teixido vai de morto quen non vai de vivo').

LOS ASTROS Y LOS ANIMALES

   Fraguas también recogía la preocupación de los habitantes del rural por el tiempo, la observación de los astros y el comportamiento de los animales, sobre todo para poder predecir la meteorología y organizar aquellas tareas y trabajos directamente afectados por la climatología, como la agricultura.

   Así, si el gato se sentaba frente al fuego de la cocina y se lavaba de los dos lados, se interpretaba que habría lluvia, del mismo modo que el canto del cuco traería jornadas de sol. En Cotobade, los vecinos se fijaban en el comportamiento de las cabras y las vacas o la dirección del viento para intentar adivinar los días lluviosos, al tratarse de una zona de mucha actividad rural.

   La luna y las estrellas eran otros de los astros presentes en esta mitología y han sido una constante en las supersticiones y dichos de la población para atribuir buena o mala fortuna en el nacimiento, la muerte o el trabajo.

   Malores Villanueva, la autora de la biografía de Fraguas para la Editorial Galaxia, valora todo este acervo cultural, una riqueza que posiblemente, sin la generación de 'Don Antonio', no se hubiese preservado. "Hoy en día la cultura es más urbanita, globalizada, y estas cosas se han ido perdiendo, y si nos suenan es por los abuelos, para los que tuvimos suerte de tenerlos. Pero estos textos son fantásticos, porque permiten establecer un puente entre el ahora y la cultura tradicional, la cultura propia".