La mujer del presunto asesino de Sara Alonso denuncia que éste le envió cartas con amenazas desde la cárcel

Actualizado: martes, 9 mayo 2006 19:33

Las contradicciones entre los diferentes testigos llevaron al juez a ordenar dos careos

VIGO, 9 May. (EUROPA PRESS) -

Rosalía R., la mujer del único acusado por el asesinato y violación de Sara Alonso, Marcos Antonio da Silva, denunció hoy ante la sección quinta de la Audiencia Provincial que juzga el caso, que éste le ha enviado desde la cárcel de A Lama una docena de cartas en las que le amenaza "de forma sutil" con hacerla sufrir a ella y a su familia.

Rosalía R., que se encuentra en proceso de anulación matrimonial, fue una de las testigos que prestó hoy declaración ante el tribunal en el segundo día de juicio por este caso, y explicó que ya había presentado una denuncia ante la Policía Nacional por estas cartas que recibió de su marido, para quien la Fiscalía pide 30 años de prisión por violación y asesinato, mientras que la acusación particular eleva la pena a 46 años e incluye el delito de detención ilegal.

La mujer confirmó las contradicciones en las que Marcos Da Silva incurrió ante la Policía y los tribunales, ya que, lo que le contó a ella al poco tiempo de ser detenido sobre lo ocurrido la noche en que desapareció Sara Alonso, tampoco tenía nada que ver con la última confesión que le hizo cuando ya estaba en prisión, en la que reconoció haber encontrado el cuerpo sin vida de la joven camarera y haberlo trasladado hasta Cabo Estay.

De hecho, la todavía esposa del acusado explicó que, cuando Da Silva cambió su versión y reconoció haber llevado el cadáver, dejó de creerle y no quiso "saber nada de él". Rosalía R., cuya solicitud de declarar protegida por una barrera para no tener contacto visual con el imputado fue rechazada, reiteró su deseo de "no saber nada" de él. "Si hizo lo que hizo, claro que tiene que estar en la cárcel", concluyó.

RELATO DE LOS HECHOS

Según la declaración de esta testigo, la noche de los hechos, ella estaba trabajando en la clínica Fátima, y su marido, el acusado, la fue a buscar a primera hora de la mañana. Los dos fueron andando hacia su domicilio, sin que la mujer notase algo raro, de hecho, explicó "estaba tranquilo y cariñoso".

Cuando llegaron al piso en el que presuntamente Da Silva habría violado y asesinado a Sara Alonso, escondiendo su cuerpo bajo una cama, Rosalía R. explicó que no vio desorden en la casa ni nada fuera de lo normal, salvo unas tinas y unos cepillos en el cuarto de baño, y un fuerte olor a heces. Al preguntar al acusado, éste explicó que había salido y a la vuelta, borracho, había ensuciado el baño, por lo que había estado limpiando.

La mujer negó haber visto el cuerpo de Sara, o manchas de sangre en el salón. Además, reconoció que su marido lavó las fundas de los cojines y de los sofás en los días posteriores, algo que no le llamó la atención, y que tiró al contenedor de la basura unas alfombras viejas, de las que ambos querían deshacerse.

Por otra parte, explicó que, tras la noche del 18 de septiembre, en la que Sara Alonso desapareció, encontró unos calcetines tobilleros en su casa que no eran suyos. Según explicó, Marcos da Silva aseguró que eran de una chica que estaba pasando unos días en la casa de ambos, y que él mismo se los devolvería.

CAREOS ENTRE TESTIGOS

En la jornada de hoy declararon varios testigos, entre ellos amigos de Sara Alonso que estuvieron con ella y con Marcos da Silva la noche en que ella desapareció, y cuyas versiones contradictorias hicieron que el tribunal solicitara varios careos.

En concreto, el juez pidió que se contrastaran las declaraciones de Laila J. con las de Daniela Leonor S.. y las de Mariana S., ya que la primera de ellas aseguró haber visto esa noche a Sara saliendo sola del pub en el que estaba con el grupo de amigos, y al acusado quedándose dentro. Sin embargo, las otras dos jóvenes declararon haber "echado en falta" a ambos, incluso una de ellas aseguró recordar que Sara se despidió de ella antes de abandonar el local.

Entre otras contradicciones registradas tras escuchar a los testigos, está el hecho de que Pablo A., el único amigo de Da Silva que confirmó su primera versión (que salió con Sara del pub pero que cada uno se fue para su casa), aseguró haberse dirigido a su domicilio esa noche entre las 4.30 y las 5.00 horas de la madrugada, pero su novia de entonces declaró que no llegó hasta las 8.00 horas, a pesar de que el local de copas está a unos 15 minutos de distancia de la vivienda que compartían.

LIMPIEZA

Otra de las personas llamadas a declarar fue una de las ex compañeras de trabajo de Sara, Noelia O., que en los días posteriores a la desaparición de la chica, estuvo viviendo durante un tiempo en el piso del acusado y su mujer, con tenía amistad.

Noelia O. explicó que, en los días posteriores a los hechos, pudo ver a Marcos Da Silva limpiando de forma profunda la casa. Así, confirmó que lo había visto limpiando con gel y lejía el suelo del salón, el baño, que lo vio tirar las alfombras de la entrada y otra más que estaba doblada, así como levantar los sillones y "rascar el suelo con una escoba". Además, dijo no recordar que el acusado le hubiese devuelto unos calcetines que su mujer encontró en la casa, ni que los calcetines fueran suyos.

Tras el testimonio de uno de los Policías que acordonó el lugar de aparición del cadáver, prestó declaración otro de los jóvenes que esa noche estuvo en el mismo grupo que Sara Alonso, y el hombre que prestó su coche al acusado para trasladar el cadáver de la joven, Manuel S.

Según declaró Manuel S., el acusado le pidió el coche el sábado 18 de septiembre de 2004 por la noche para recoger a su mujer,*y esa misma tarde le había comentado que el perro de su vecino había entrado en su casa y se había muerto tras ingerir algún tipo de veneno, por lo que tendría que deshacerse del animal. Según el testigo, Da Silva se llevó el coche sobre las 21.30 horas y lo devolvió hacia las 3.30 horas de la madrugada, sin que éste notase nada extraño en el aspecto exterior o en el interior del vehículo.