Una pareja de afectados de hepatitis C de Baixo Miño pide fármacos para todos los enfermos para tener "opción a la vida"

Actualizado: martes, 27 enero 2015 19:45

Afirman que los enfermos acogieron la "pastilla milagrosa" con esperanza pero entraron "en declive" al conocer que sólo tratarán a 4.900 personas

VIGO, 27 Ene. (EUROPA PRESS) -

Un matrimonio de enfermos de hepatitis C del Ayuntamiento de O Rosal (Pontevedra) ha echo eco este marches de su lucha porque el fármaco para el tratamiento de hepatitis C 'Sovaldi' sea destinado a tratar "a todos los enfermos", antes de que la enfermedad avance e independientemente de si se encuentran en fase avanzada o inicial.

Se trata de la coordinadora en el Baixo Miño de la Plataforma gallega de afectados por la hepatitis C, Maica Pereira, y su marido, José Antonio Suárez, que en declaraciones a Europa Press han incidido en que "la salud no puede ser un juego" y, por ello, el dinero no puede ser la razón de no tener el fármaco. "Esta medicación sí es para ricos", ha criticado.

"Pasé de ser esposa de enfermo a enferma y estamos luchando para que se nos de el tratamiento con 'Sovaldi'. Luchamos por nuestra salud", ha manifestado Maica, que ha incidido en que los afectados por hepatitis C acogieron "esperanzados" la existencia de esta "pastilla milagrosa", sin embargo, al conocer que sólo serán tratados 4.900 enfermos --cuando hay 30.000 pacientes "en riesgo"--, entraron "en declive".

"Estábamos acostumbrados a usar Interferón y Rivabirina pero sabiendo que hay cura te vuelves loco, ¿por qué estamos sufriendo cuando hay cura?", se ha preguntado. Así las cosas, ha cuestionado "qué va a pasar con los otros" 25.000 afectados, pues la enfermedad "avanza cada mes más rápidamente". "Se está muriendo gente y no nos están dando opción a la vida, que es un derecho que nos corresponde. ¿Nos van a dejar morir?", ha recalcado.

SITUACIÓN PERSONAL

Maica, que tiene 53 años y Hepatitis C de genotipo 3, tiene tres hijos de entre 28 y 32 años, que "por ahora" no están contagiados. Desde hace siete años, ella convive con José Antonio, con el que contrajo matrimonio hace un año y que también está infectado en fase 4 (fase cirrótica). Ninguno de ellos conoce cómo se contagió aunque tampoco le dan importancia: "la cuestión es que estamos enfermos y lo importante es que nos den una solución que ya hay".

Los dos están recibiendo tratamiento de Interferón y Rivabirina, medicamentos que les producen, entre otros efectos secundarios, dolor abdominal, dolor de cabeza, fiebre, vómitos, diarreas, náuseas, caída del cabello, depresión, mareos, temblores y sudores. Además, en cuatro meses de tratamiento ella ha perdido más de 10 kilos, y en 10 meses él ha perdido 21.

"Este tratamiento es tan duro que me cae el pelo, me produce mucha inapetencia... Estamos como si fuéramos ancianos 90 años, parece que se nos va la vida cada día, con un agotamiento físico inusual", ha explicado. De hecho, ha indicado que se pasan los días en casa y que aunque ambos eran comerciales, actualmente no pueden trabajar.

"Los fármacos que pueden cambiar la vida de casi un millón de enfermos y todos sus allegados son caros, inasumibles por una familia de clase media. Por eso, los enfermos dependemos de la sanidad pública, esa que ahora que por fin existe una solución, nos la niega", ha concluido Maica.