Ribeira conmemora los 25 años de la singladura del buque Xurelo para denunciar vertidos radiactivos en la costa gallega

Actualizado: jueves, 14 septiembre 2006 20:00

Camilo Nogueira y Manuel Rivas participarán en el acto para narrar su experiencia a bordo del barco

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 14 Sep. (EUROPA PRESS) -

La Asociación Cultural Altofalante celebrará el próximo sábado 23 de septiembre un acto en Ribeira (A Coruña) para conmemorar el 25 aniversario de la singladura que en septiembre de 1981 realizó el buque Xurelo --con ecologistas, periodistas y políticos entre su tripulación--, para denunciar vertidos radiactivos a 300 millas de la costa gallega.

El Xurelo salió por primera vez del puerto de Ribeira hacia la Fosa Atlántica hace 25 años para llamar la atención sobre el hecho de que varios países europeos estaban depositando allí residuos radiactivos. En 1982, inició una nueva singladura en una flotilla en la que también tomaron parte barcos de Greenpeace, el Pleamar y el Arousa I.

Los organizadores pretenden recordar "aquel episodio en la defensa del mar, que puede ser considerado como uno de los orígenes de la conciencia gallega para defender el mar". Al acto, que comenzará a las 20.00 horas en el Auditorio de Ribeira, asistirán tripulantes que estuvieron en aquellos viajes, entre los que se encuentran el político nacionalista Camilo Nogueira, el escritor Manuel Rivas o el patrón del Xurelo, Anxo Vila.

El presidente de Altofalante, Luis Teira, explicó a Europa Press que los invitados narrarán las "peripecias" que vivieron a lo largo de los cinco días que duró el primero de los viajes, "el episodio donde está el origen de la conciencia cívica de los gallegos para defender el mar".

En el acto también intervendrán Enrique Álvarez Escudero, entonces miembro de la Sociedade Galega de Historia Natural; Gonzalo Vázquez, que al igual que Camilo Nogueira pertenecía a Esquerda Galega; y Pili Pereiro, profesora que formó parte de la segunda de las singladuras a la Fosa Atlántica.

HISTORIA DEL XURELO

El Xurelo, hoy en día ya desguazado, era un pequeño palangrero de 20 metros de eslora que se convirtió en un símbolo de la lucha contra los vertidos radiactivos, una cuestión que por aquel entonces no figuraba entre las principales preocupaciones de la sociedad gallega, pese a las denuncias de los ecologistas.

Sin embargo, a raíz de su singladura de denuncia se situó en la actualidad informativa y los movimientos de oposición a los vertidos nucleares se sucedieron, uniéndose a la causa ayuntamientos, asociaciones de armadores, cofradías de pescadores, científicos, sindicatos y partidos políticos, entre otros.