Pide apartar la lengua de la "confrontación partidaria" y denuncia el discurso idiomático "pesimista, propio de mentalidades desfasadas"
SANTIAGO DE COMPOSTELA, 16 May. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, rechazó hoy el "error de connotar" la lengua gallega con "nuevos marcadores políticos e ideológicos", para garantizar que el idioma "sea de todos y para todos", y advirtió de que su Gobierno "no va a tolerar discriminaciones por razones lingüísticas ajenas a toda legalidad".
En su intervención en la celebración del Día de las Letras Galegas en la Casa-Museo de Rosalía de Castro en Padrón (A Coruña), Touriño proclamó que el "mayor capital político" de la lengua es el "consenso social" generado en torno a "su necesidad y su valor" y, por ello, apeló a mantenerlo con instrumentos como el Plan Xeral de Normalización da Lingua Galega (PXNLG), aprobado por unanimidad en el Parlamento autonómico.
Al respecto, el mandatario consideró que este consenso alrededor del idioma "va más allá de las prácticas lingüísticas individuales" y se encuentra "anclado en la voluntad identitaria de la sociedad", con un "reflejo político" manifestado tanto en el PXNLG como en la Lei de Normalización.
En consecuencia, apeló a que la política lingüística, "la haga el Gobierno que la haga", no se convierta en "objeto de confrontación partidaria, más allá de las lógicas discrepancias de matices sobre los ritmos y prioridades en la aplicación de esa política". "Es bueno que quede fuera de la lucha partidaria, pues eso, por sí mismo, quiere decir que es un asunto considerado crucial por la ciudadanía y por las fuerzas políticas que la representan", agregó.
CUMPLIMIENTO DE LOS PLANES
En en este sentido, reivindicó la "plena voluntad" del bipartito de "impulsar al máximo el cumplimiento, la vigencia y la potencia" del plan y de la ley, dos medidas "producto del diálogo" que "van a hacer posible que el Gobierno gallego lleve adelante importantes iniciativas de normalización" en los ámbitos de la educación, de los servicios sociales, de las telecomunicaciones o de la Administración de Justicia.
De igual modo, abogó por "extender" estas iniciativas a otros campos de la vida pública para "fortalecer los derechos lingüísticos de los ciudadanos" y la consideración jurídica del gallego en el proceso de reforma del Estatuto de Autonomía.
Con todo, y pese a admitir que la situación actual está "aún lejos de lograr los niveles de normalidad que el idioma necesita", el presidente rechazó los discursos "estrecha y cerradamente negativos y pesimistas". "No me parece que ayuden a mejorar la situación, y no sólo por lo que tienen de involuntaria invitación al abandono, sino porque parten de supuestos errados", declaró.
NO SUSTITUCIÓN LINGÜÍSTICA
Al respecto, reconoció la existencia de "problemas de gran importancia" que impiden "considerar cerrada la normalización", pero aclaró que este proceso "no consiste en una sustitución lingüística", sino en la "consecución de una presencia normal y libre" del idioma en todos los ámbitos de la vida pública y en el "pleno respeto a los derechos lingüísticos" de los gallegohablantes.
Así, abogó por "evaluar" las "dificultades concretas" de la lengua, "pero no para echarle la culpa a nadie, sino para tratar de corregirlas". "Una inmensa mayoría de los ciudadanos ve hoy los estigmas negativos --sobre la lengua-- como anacrónicos residuos del pasado, sólo propios de mentalidades desfasadas", sentenció.
En consecuencia, advirtió de que "no se puede hacer caer sobre el gallego estigmas nuevos, que dificulten su expansión social y su uso seguro, afectuoso y no conflictivo por parte de los individuos". "Por eso no sólo debemos tomar medidas efectivas y poner en práctica políticas lingüísticas activas y eficaces, sino que también hay que conjugar con el conjunto de la sociedad un discurso lingüístico renovado, realista, pero también optimista y esperanzado", concluyó.
