A CORUÑA, 6 Jul. (EUROPA PRESS) -
El hombre de 65 años vecino de Noia (A Coruña) acusado de abusar sexualmente de su nieta desde los nueve años y durante más de siete, reconoció hoy haber mantenido relaciones sexuales con la menor pero "siempre con su consentimiento" y señaló que "era ella la que provocaba los encuentros".
"La primera vez que hicimos el amor yo estaba en la ducha y cuando salí me encontré a mi nieta desnuda en mi cama. Ella me dijo que me sentara con ella que le molaba, y bueno yo caí en la trampa", declaró el acusado.
J.R.C. se enfrenta a una condena de 26 años por dos delitos continuados de abuso sexual, un delito por corrupción de menores y otro de tráfico de drogas. La defensa, por su parte, pide la libre absolución por considerar que el acto sexual se produjo con "pleno consentimiento" de la nieta.
Durante la declaración, que tuvo lugar hoy en la sección primera de la Audiencia Provincial de A Coruña, el procesado reconoció los encuentros sexuales, manifestando su arrepentimiento por lo sucedido por las consecuencias negativas que ha tenido, principalmente, en su imagen en el pueblo y por los "posibles daños" que haya podido causar a su nieta.
El acusado negó, no obstante, que ofreciese drogas a su nieta antes de mantener relaciones sexuales, aunque sí reconoció que tomaban algo de alcohol, concretamente, en el caso de la menor "una cerveza con gaseosa".
"INNUMERABLES ENCUENTROS"
La nieta del acusado, que tiene actualmente 18 años, tuvo que retirarse durante unos minutos durante su declaración por no poder continuar relatando lo sucedido. A su regreso a la sala explicó al Tribunal que su abuelo, desde que ella tenía ocho o nueve años, se metía en su habitación cuando se quedaba a dormir en casa de sus abuelos y la "toqueteaba" por todo el cuerpo, incluidos sus genitales y los pechos.
También recordó los "innumerables" encuentros sexuales completos con su abuelo que se iniciaron cuando ella tenía 13 años y continuaron hasta el día anterior a la detención del acusado. La joven declaró que su abuelo le ofrecía cocaína y alcohol antes de las relaciones porque le hacían estar "más alegre", aunque aseguró que no utilizó la violencia.
Sin embargo, afirmó que en alguna ocasión su abuelo le amenazaba con encerrarla en la casa sin dejarla salir o llevarla "al medio del monte" y allí hacerle "lo que quisiera".
En cuanto a los dos embarazos y posteriores abortos de la joven, durante su declaración afirmó que el padre era su propio abuelo, algo que fue confirmado con el análisis de los restos abortivos del segundo de los embarazos que reveló que el ADN coincidía con el del acusado.
DENUNCIADO POR SU HIJA
La madre de la joven e hija del acusado fue quien realizó la denuncia, tras descubrir en la habitación de la niña unas cartas "con un alto contenido sexual" que le había escrito el abuelo mientras estaba embarcado. Al preguntarle a su hija sobre estos escritos, la menor comenzó a llorar y le relató lo sucedido a lo largo de siete años entre su abuelo y ella.
La madre de la joven declaró que su padre mantenía un "fuerte control" sobre su nieta, algo que provocó incluso una discusión que terminó por acabar con la relación entre padre e hija.
La esposa del acusado, que no es la abuela biológica de la joven aunque si mantienen una relación de abuela-nieta, declaró que "en ningún momento" sospechó de la relación entre su marido y la joven. Sin embargo, señaló que desde hacía años, la por aquel entonces menor de edad, tenía "problemas de conducta" algo que, aseguró, "preocupaba especialmente" a su abuelo.
"AMANTES FURTIVOS"
Los médicos de la Unidad Psicológica forense concluyeron que el testimonio de la víctima ofrecía datos de que se trataba de una declaración "altamente creíble" y que no encontraron "ningún signo de simulación". Además, señalaron que la joven mostraba síntomas de estrés post traumáticos y ansiedad propios de este tipo de abusos sexuales.
Por su parte, en sus conclusiones, el Fiscal hizo hincapié en la veracidad del testimonio de la nieta del acusado, insistió en que se trataba de una menor y rechazó el consentimiento por parte de la menor.
La defensa, por su lado, aunque no negó las relaciones sexuales, señaló que eran unos encuentros "consentidos y compartidos" y que abuelo y nieta mantenían "una actitud de amantes furtivos".