MADRID, 19 Jul. (EUROPA PRESS) -
Carmen Cordón, una de las cuatro hijas de Publio Cordón, ha reconocido que tiene que hacer grandes esfuerzos para "retener el odio" y cree que ahora se podría reabrir el caso y juzgar a los autores del secuestro de su padre por asesinato.
En declaraciones a esRadio, la hija del empresario zaragozano, ha confesado que la esperanza de la familia es que las detenciones puedan desvelar datos sobre el paradero del cadáver y que el hallazgo sirviera para "reabrir el caso" y juzgar a los autores por asesinato.
También "aportaría datos a la investigación sobre cuál fue, de verdad, la causa de la muerte" pues de momento sólo se conoce la versión de los autores sobre una muerte accidental. "Cuando lo sepamos de verdad, cada uno tendrá que pagar por lo que hizo", ha apostillado.
"No puedo evitar analizar -ha explicado- los detalles de lo que fueron los últimos días de mi padre, que era una buenísima persona. Me lo imagino encerrado, encadenado, haciendo muesquitas y luchando por sobrevivir. Tengo las entrañas del revés de pensar en él y en el odio que siento por esta gente".
Sobre las noticias falsas que se difundieron durante el secuestro, Carmen Cordón ha dicho que "jamás" les hicieron "dudar", ni a la familia ni a quien "hubiera conocido a Publio". "Era un señor normal, emprendedor, con su puntito de ambición, amante de sus cuatro hijas y de su mujer. A él lo apartaron de su vida y acabaron con ella", ha afirmado.
SU MADRE, "CONTENTA"
También ha explicado que su madre está "contenta, porque el que la hace la paga, y por otro lado está teniendo mucha emoción porque no puede evitar recordar esos momentos de tensión" del inicio del secuestro. "Ahora sabemos que estaba pasando momentos de soledad. Está emocionada pero fuerte", ha señalado.
Sobre el secuestro, Carmen Cordón ha contado que este viernes volverán a hablar con el Ministerio del Interior, que les explicará más detalles, como "las pruebas contundentes" por la que creen que Publio Cordón estuvo en el zulo.
Por último, Carmen Cordón ha confesado que pese a sus convicciones religiosas, no puede perdonar: "Mi interior no puede perdonarles. Lo que hicieron es imperdonable. No es para perdonar, es para juzgar y que cada uno pague lo que ha hecho".
