El H. de Inca advierte sobre las consecuencias negativas de las radiaciones solares

Actualizado: jueves, 22 mayo 2014 13:50
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En las arenas blancas de las costas del Mediterráneo la luz se refleja un 17%, y la espuma del mar refleja un 20% de la luz

   PALMA DE MALLORCA, 22 May. (EUROPA PRESS) -

   Los efectos provocados por la exposición a las radiaciones solares son uno de los factores que originan el mayor número de consultas al Servicio de Dermatología del Hospital Comarcal de Inca. Por ello, la jefa del Servicio, Beatriz Bartolomé, aborda una serie de interrogantes comunes ante las radiaciones.

   El objetivo es prever y prevenir las consecuencias negativas que las radiaciones solares producen en la piel. La doctora Bartolomé señala que las que más afectan a la piel son la radiación ultravioleta de onda larga (UVA) y la de onda media (UVB), pero también la infrarroja y la luz visible. Aquellas son las responsables del bronceado, pero también son culpables de las quemaduras, del envejecimiento cutáneo y de la fotosensibilidad, de alteraciones oculares y del desarrollo del cáncer de piel.

   La dermatóloga contrapone los aspectos positivos (efecto térmico, síntesis de la melanina, efecto psicoestimulante y terapéutico, síntesis de la vitamina D) a esos efectos nocivos.

   Por tanto, aconseja evitar exponerse al sol en las horas de intensidad máxima, usar cremas fotoprotectoras, gorros y vestimenta adecuada, siempre dependiendo de la pigmentación de la piel que hemos recibido de nuestra herencia genética.

   Asimismo, la jefa del Servicio de Dermatología incide en la necesidad de proveerse de la misma protección en los días nublados y también en las zonas donde haya mucha contaminación, pues, aunque no se vea el Sol, la radiación ultravioleta tiene los mismos efectos nocivos en la piel si no estamos protegidos adecuadamente, pues atraviesan las nubes y la contaminación.

   Por otra parte, la doctora Bartolomé indica que, aunque sean algo diferentes, las radiaciones UVA y UVB ocasionan daños en la piel y suman su papel patogénico en el desarrollo de tumores. En este sentido, señala que la intensidad de dichas radiaciones depende de factores como la altitud respecto al nivel del mar y la fuerza de los rayos del sol según la estación del año y las horas de intensidad máxima (de las 10.00 de la mañana a las 16.00 de la tarde).

   Además, explica que la radiación se refleja en cada tipo de superficie con un índice de reflexión distinto: un ejemplo serían las costas del Mediterráneo, ya que las playas presentan arenas blancas, en que la luz se refleja un 17 por ciento, y la espuma del mar refleja un 20 por ciento de la luz, por lo que hay que tener en cuenta estas condiciones medioambientales al elegir el tipo de fotoprotección, especialmente en el caso de los bebés. En cambio, la hierba, el asfalto o la nieve son superficies que tienen un índice menor de reflexión de la luz solar: un 10 por ciento la hierba y un 2 por ciento el asfalto.

   Por otra parte, también advierte de que las radiaciones infrarrojas son las responsables de los golpes de calor y de las insolaciones, que se producen cuando la temperatura corporal se eleva por encima de lo normal (entre 39,5 y 41 grados) durante al menos 10-15 minutos. Los síntomas de la insolación son el mareo, el sudor, la fiebre, los vómitos y el enrojecimiento y la sequedad de la piel.

   Para evitar estos problemas de salud, además de no exponerse al sol en las horas de más insolación se recomienda ingerir muchos líquidos para evitar la deshidratación y reponer el agua que se pierde al sudar y protegerse adecuadamente con una gorra o un sombrero, con ropa de algodón fina y de color claro y con crema solar con un factor de protección de 50. Para las personas que están sometidas a una exposición excesiva a los rayos solares, la prevención es la mejor protección para no desarrollar problemas dermatológicos o, en el peor de los casos, carcinogénesis.

   Finalmente, la doctora Bartolomé recuerda que la exposición al sol en los primeros veintiún años de vida supone más del 50 por ciento de la radiación que recibimos en toda la vida. De hecho, las quemaduras que se sufran durante la infancia aumentarán el riesgo de desarrollar melanoma. Por eso insta a extremar las precauciones en los casos de niños menores de tres años o con pieles especialmente sensibles durante la franja horaria de mayor intensidad del sol.