También se le acusa de un delito de hurto, de descubrimiento de secretos y de quebrantamiento de condena
PALMA, 27 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Palma juzgará el próximo viernes a un hombre por maltratar, acosar, amenazar y agredir sexualmente a su expareja en Palma tras quebrantar en reiteradas ocasiones la orden de alejamiento impuesta hacia ella. La Fiscalía pide 22 años y siete meses de prisión para el acusado por estos delitos, sumados a uno de hurto y otro de descubrimiento de secretos.
Según el escrito de la fiscal, los hechos se remontan a 2019, cuando la víctima decidió romper su relación con el procesado a causa de una discusión en la que acabó golpeándola, hechos por los que fue condenado con la prohibición de acercarse a una distancia inferior a 300 metros o comunicarse con ella por un tiempo de 16 meses.
Pese a ello, contactó con la perjudicada y concertó un encuentro con la misma para hablar sobre su relación. Durante la conversación, el hombre se puso celoso y llegó a registrar el coche de la mujer, encontrando un auricular negro y procediendo entonces a insultarla y golpearle en la cara.
Desde ese momento, sin aceptar la ruptura de la relación, el hombre siguió llamando y enviando mensajes a la víctima, tanto desde su teléfono como desde otros si ella le bloqueaba, pidiéndole perdón y que accediera a quedar con él y a darle dinero y comida.
En uno de esos encuentros, el varón se quedó con el teléfono de la perjudicada y dejó el suyo propio en el coche de la misma. Acto seguido, llamó desde el teléfono de la mujer --que previamente había cogido-- al suyo propio para decirle que se lo iba a devolver.
A los pocos días, la mujer se percató de que el procesado había accedido a su móvil instalando en el terminal una aplicación con el objetivo de vigilar todos sus movimientos, salidas y conversaciones, llegando a amenazarla en alguna ocasión de muerte.
El acusado estuvo amenazando y vigilando a la víctima durante al menos tres meses, hasta que la mujer se hartó y desinstaló la aplicación de su teléfono. Poco después, el hombre se presentó llorando en su casa y, en un momento dado, cambió su actitud y le recriminó haberse quitado la aplicación del teléfono, obligándola a ir con él a una zona de rocas en la playa.
Una vez ahí, la insultó y propinó diversos golpes en la cara y en la cabeza, hasta que la víctima cayó al suelo. Seguidamente, la agredió sexualmente, pese a la insistente negativa de ella.
Días después, el acusado se volvió a poner en contacto con la víctima, que le dijo que se iba a la playa con su familia, obligándola a quedarse en casa y amenazándola con que si salía, la buscaría por todas las playas de la zona y la mataría delante de toda la gente.
Con todo, la mujer se fue con su familia y, cuando llegó a casa, entró un momento en la vivienda, dejando mientras a su sobrino de 13 años en el coche, momento que el procesado aprovechó para introducirse en el vehículo y hacerse con el teléfono móvil de ella.
La fiscal asegura que, a causa de todos estos hechos, la mujer se siente anulada como persona y ha dejado de tener alegría por las cosas, además de perder su trabajo y su casa. Por ello, pide que se condene al varón por un delito continuado de quebrantamiento de condena, otro de maltrato habitual, uno de maltrato de obra, un delito de amenazas, un delito de acoso, otro de descubrimiento de secretos, uno leve de hurto y un delito de agresión sexual. En total, suman 22 años y siete meses de prisión.
La fiscal también solicita que se imponga al acusado la medida de libertad vigilada durante ocho años y la prohibición de acercarse a la víctima o comunicarse con ella por un periodo de 29.
