BRUSELAS 18 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las dificultades que está teniendo la Alianza Atlántica para hacer frente a la insurgencia talibán en el sur de Afganistán centrarán los debates que mantendrán los ministros de Exteriores de la Alianza el próximo jueves día 21 en Nueva York y posteriormente los titulares de Defensa, que se reúnen a finales de septiembre en Portoroz (Eslovenia).
Según señalan fuentes aliadas, para hacer un diagnóstico más ajustado de los problemas a los que se enfrenta la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) conviene tener en cuenta no sólo los aspectos militares sino los de desarrollo, la coordinación entre los distintos organismos internacionales presentes en el país, como Naciones Unidas y la Unión Europea o el papel del propio Gobierno de Hamid Karzai.
En medios de la OTAN se cree que, si bien es cierto que las tropas aliadas se están encontrando con una resistencia mayor de la esperada, no es del todo verdad que se deba únicamente a la necesidad de reforzar con unos 2.000 efectivos más la zona sur, petición que realizó hace unas semanas el comandante supremo de la OTAN en Europa, el general norteamericano James L. Jones.
Conviene también preguntarse, y así lo harán los titulares de Exteriores de España, Francia, Alemania, Italia o Turquía, si la operación que ha llevado a la OTAN no se ha hecho muy deprisa o con falta de previsión respecto al número de tropas necesarias.
Este análisis justificaría, en buena medida, la falta de respuesta a las peticiones tanto de Jones como del propio secretario general de la Alianza Jaap De Hoop Scheffer, porque los aliados que desde el primer momento dejaron claro que no participarían en la extensión al sur consideran poco justitificado que ahora se les reclame aportar refuerzos.
Las mismas fuentes señalan también que será imposible avanzar en la estabilización del pais centrándose exclusivamente en la seguridad militar y desatendiendo un desarrollo paralelo de proyectos de reconstrucción que permita ver a la población una salida a su precaria situación económica. En este sentido, las fuentes lamentan que en los últimos cuatro años el Gobierno afgano sólo haya gastado el 60% de su presupuesto en reconstrucción y desarrollo, y que haya ocurrido lo mismo con la ayuda externa.
A ello hay que añadir la falta de coordinación entre organismos internacionales y que el Ejecutivo afgano centra sus programas de desarrollo en Kabul y las zona seguras o donde tiene determinadas servidumbres dejando de lado buena parte del país.
La ISAF inició el pasado 31 de julio su extensión al sur de Afganistán, integrada por cinco provincias de las cuales tres cuentan con presencia de la OTAN --Helmand, en manos británicas, Kandahar, de responsabilidad canadiense, y Uruzgan, donde se encuentran soldados holandeses y rumanos--. Al asumir parte de la tarea que antes realizaban las tropas nortamericanas integradas en la Operación 'Libertad Duradera', los aliados se han visto operando en una zona de cultivo de opio y donde nació el movimiento talibán, que tiene en la ciudad de Kandahar su principal feudo.
Ahora que la OTAN anunció el éxito de la 'Operación Medusa' desplegada contra los talibán no puede descartarse que éstos dirijan sus objetivos hacia la zona de Farah, donde se encuentran las tropas norteamericanas, en la frontera entre el sur y el oeste del país. Con una gran capacidad mediática para publicitar sus operaciones, se calcula que el 'núcleo duro' de los talibán no lo forman más de 200 personas. Los que se suman a la causa pueden llegar a cobrar hasta 250 dólares por una acción, mucho más de lo que ingresan un soldado del Ejército afgano, que no pasa de los 6 dólares.
Según cálculos de la Alianza unos 500 talibán podrían haber muerto durante las dos semanas que ha durado la ofensiva, desarrollada principalmente en los distritos de Panjwai, Pashmul y Zhari al sur de la provincia de Kandahar.
España mantiene en Afganistán un contingente de unos 700 militares, destacados en su mayoría en la Base de Apoyo Avanzado de Herat (FSB) y al frente del Equipo de Reconstrucción Provincial de Badghis, con sede en Qala-I-Now, así como varios oficiales destinados en el Mando Coordinador de la zona oeste de la ISAF en Herat y en el Cuartel General aliado en Kabul y un destacamento de apoyo aéreo en Manás (Kirguistán).