África.- El discurso español respecto a la inmigración es "esquizofrénico", según el escritor Sánchez Piñol

Europa Press Internacional
Actualizado: martes, 13 junio 2006 15:30

MADRID 13 Jun. (EUROPA PRESS) -

El escritor y antropólogo Albert Sánchez Piñol consideró hoy que el discurso español respecto a la inmigración es "esquizofrénico", porque "por una parte decimos que no vengan, pero por otra que vengan", y aseguró que el 'efecto llamada' no tiene que ver con la legislación sino con el mercado laboral.

"El efecto llamada no tiene nada ver que con leyes más o menos duras que impidan la entrada, sino con la oferta del mercado laboral", señaló, en declaraciones a Europa Press, y agregó que si los inmigrantes vienen a nuestros países es porque hay trabajo "y si no, no vienen, porque no son tontos".

En este sentido, el escritor catalán, especialista en temas africanos, dijo que considerar que la legislación puede tener un 'efecto llamada' es considerar la inmigración "un fenómeno de masas irracionales que se mueven instintivamente como insectos a la luz". "Si acaban trabajando la mayoría de los inmigrantes es porque hay trabajo", insistió.

Respecto a la política exterior española en relación a África, Sánchez Piñol consideró que "siempre ha sido muy mínima porque África interesa muy poco", por lo que "en consecuencia, ha sido muy errática".

El escritor acaba de publicar un libro --'Payasos y monstruos'-- en el que hace un recorrido por la vida de dictadores africanos como el ugandés Idi Amin Dada, el centroafricano Jean Bedel Bokassa, el congoleñó Mobutu Sese Seko y los ecuatoguineanos Macías Nguema y Teodoro Obiang, desde un tono más próximo al del humor y la ironía, huyendo del "punto de vista muy trágico" con el que se suelen tratar estos asuntos.

"Si estás hablando siempre de atrocidades retrae al público y, en realidad, de estos personajes te puedes reír", señaló. "Lo que no implica que al final del libro se haga una reflexión" sobre sus atrocidades, matizó.

En su obra, el autor destaca que todos estos dictadores tenían en común el hecho de ser "productos del colonialismo". "Mobutu, Idi Amin, Bokassa, sólo por citar a tres, los tres venían del Ejército, prácticamente sargentos chusqueros, pero con un contexto afortunado, propicio, consiguieron ascender", explicó.

'Payasos y monstruos' recoge cómo los dictadores se limitaron a repetir los sistemas que venían observando en sus metrópolis: Amin era seguidor de Hitler; Bokassa, un incondicional de Napoleón y De Gaulle, y Macías admiraba a Franco. Pero además, "Occidente no se limitó a generar, por pasiva, estos monstruos, los mantuvo e incluso les animó", subraya.

Sin embargo, en la África de hoy Sánchez Piñol se declara optimista --"esta generación de dictadores ya está acabada", afirma-- y asegura que la mayoría de los países "como mínimo están menos mal que antes".

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