MADRID 14 Oct. (EUROPA PRESS) -
Amnistía Internacional (AI) ha denunciado este lunes el uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad egipcias para dispersar las manifestaciones del pasado 6 de octubre, en la que murieron al menos 51 personas y en las que, según la organización, se usó fuego real contra la multitud.
La directora adjunta para Oriente Próximo y el norte de África de AI, Hassiba Hadj Sahraoui, ha asegurado que en muchos casos los transeúntes o manifestantes no violentos "se vieron atrapados en la violencia", por lo que las fuerzas de seguridad egipcias "fracasaron de forma patente en prevenir la pérdida de vidas".
Sahraoui ha afirmado que aunque algunos de los manifestantes en favor del expresidente Mursi "tiraron piedras, quemaron neumáticos y usaron elementos pirotécnicos y otro tipo de objetos incendiarios contra las fuerzas de seguridad y los residentes", las autoridades no debieron recurrir "al uso de fuerza letal".
"El uso excesivo de la fuerza parece haberse vuelto el modus operandi 'normal' de las fuerzas de seguridad egipcias", ha criticado la directora adjunta de AI, que ha recordado que la legislación internacional establece que ese tipo de fuerza sólo debe usarse cuando hay una amenaza inminente de muerte o de lesiones graves.
Por ello Amnistía Internacional ha solicitado en su comunicado una investigación "completa, imparcial e independiente" de los sucesos del 6 de octubre, en los que murieron al menos 51 civiles por los enfrentamientos entre los simpatizantes de Mursi y las fuerzas de seguridad.
La organización ha informado de que las fuerzas de seguridad dispararon gas lacrimógeno y rondas de fuego real para intentar poner fin a dos manifestaciones en apoyo de Mursi en la emblemática plaza Tahrir, en el centro de El Cairo.
El incidente más violento tuvo lugar en el distrito de Dokki, donde al menos 30 personas murieron. Según AI, las fuerzas de seguridad emplearon gas lacrimógeno, fusiles y munición real contra los manifestantes que intentaban cruzar un puente hacia la plaza Tahrir.
Varios testigos han asegurado que hombres armados vestidos de civiles atacaron a los manifestantes, en algunos casos incluso apuñalándoles mientras las fuerzas de seguridad observaban sin hacer nada. AI ha informado de que según los registros funerarios al menos 27 personas murieron como resultado de disparos y otras tres por heridas de perdigones.
La organización se ha reunido con al menos cinco personas que han recibido impactos de perdigones en el ojo y que podrían quedarse ciegas o perder parte de la visión. Entre las víctimas, AI ha asegurado que se encuentra un hombre desempleado que se vio atrapado en los actos violentos cuando salía de una mezquita cercana.
"Cuando salí era un caos. Había muchos botes de gas lacrimógeno y miembros del Ministerio del Interior que disparaban a los manifestantes. Entre ellos había hombres vestidos de civil. Estaba perdido e intentaba decidir hacía donde correr cuando recibí disparos de perdigones en la cabeza", ha relatado el hombre a AI.
Ante la convocatoria de las manifestaciones, las autoridades egipcias advirtieron de que aquellos que protestasen contra el Ejército podrían ser acusados de amenazar a la seguridad nacional y que no serían considerados activistas.
"Esto proporciona a las fuerzas de seguridad vía libre para cometer abusos contra los manifestantes. Las autoridades egipcias deben asegurar que sus discursos no parecen sancionar el uso excesivo de la fuerza para evitar un aumento innecesario del derramamiento de sangre", ha afirmado Sahraoui.
Amnistía Internacional también ha instado a las autoridades a asegurar que los cientos de arrestados durante los disturbios sean acusados de delitos comunes reconocibles o sean liberados. La organización ha denunciado que algunos detenidos están retenidos en centros no oficiales de detención como campamentos de antidisturbios sin poder ver a sus abogados o familiares.