BERLIN 27 Sep. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Rosa Aranda) -
Cientos de personas, entre ellas el presidente de Alemania, Horst Koehler, y el ministro alemán de Transportes, Wolfgang Tiefensee, despidieron hoy en la localidad alemana de Lathen, en el oeste del país, a las 23 víctimas del accidente del tren de alta velocidad Transrapid ocurrido el viernes pasado.
El servicio religioso del entierro fue oficiado por el obispo de Osnabrueck, Franz-Josef Bode, en la iglesia católica de San Vito de Lathen y en él, Christian Wulff, primer ministro de Baja Sajonia, estado federado en el que se registró el accidente, abrió la ceremonia leyendo uno a uno los nombres de las 23 víctimas mortales y mostrando sus condolencias a las familias.
Alrededor de quinientas personas encontraron sitio en la iglesia para acompañar a las víctimas hasta el último momento, pero otras muchas tuvieron que esperar en la puerta. Se calcula que unas mil personas asistieron al último adiós a los 23 difuntos, de edades comprendidas entre los 40 y los 66 años.
Wulff reiteró en nombre del Gobierno que los políticos alemanes mantienen su opinión de que el Transrapid supone una de las tecnologías más modernas del mundo y este accidente no conllevará el cese de su investigación y desarrollo.
"Los humanos podemos fallar, y lo mismo le ocurre a la tecnología", señaló el primer ministro de Baja Sajonia. "Con la tecnología tenemos que intentar hacer nuestro mundo más humano y más seguro", añadió.
El choque del tren de suspensión magnética contra un vagón de reparación ocurrió en un trayecto de prueba del Transrapid que se extiende a lo largo de más de 30 kilómetros, cuando el tren viajaba a casi 200 kilómetros por hora. Veintitrés personas murieron y diez resultaron heridas.