JARTUM, 16 May. (Reuters/EP) -
El presidente de Sudán, Omar al Bashir, ha anunciado que no permitirá que Sudán del Sur exporte su petróleo a través de su territorio hasta que ambos países pongan fin a los problemas de seguridad en la frontera común.
"Ellos han cerrado los oleoductos y nosotros tenemos la llave para reabrirlos. No permitiremos que se reabran hasta que tengamos garantizada nuestra seguridad al cien por cien, hasta que no haya amenazas sobre las fronteras y los ciudadanos", ha dicho Al Bashir, en una manifestación de apoyo al Ejército.
El mes pasado, ambos países se enfrentaron en los estados fronterizos después de que las tropas sursudanesas ocuparan la región petrolera de Heglig, ubicada en Sudán. La virulencia y continuidad de los combates hizo temer el estallido de otra guerra.
La explotación y exportación de los recursos petroleros se ha convertido en uno de los principales problemas tras la proclamación de la independencia de Sudán del Sur, el 9 de julio de 2011, en cumplimiento del referéndum celebrado en enero de ese mismo año conforme a los acuerdos de paz de 2005.
Sudán del Sur se ha quedado con las tres cuartas partes de la producción petrolera, pero no posee las infraestructuras necesarias para exportarlo, ya que hasta su independencia utilizaba los oleoductos y puertos sudaneses.
El pasado mes de enero, Sudán del Sur suspendió la producción de petróleo, de unos 350.000 barriles diarios, porque Sudán comenzó a incautarse del cargamento alegando el cobro de los honorarios pendientes de pago por atravesar su territorio para exportar la materia prima.
Al margen del conflicto por los recursos petroleros, ambos países todavía tienen que resolver cuestiones como la celebración del referéndum sobre la independencia de la región de Abyei, contemplado también en los acuerdos de paz de 2005, y la ciudadanía.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha respaldado el plan de paz de la Unión Africana (UA) que insta a Jartum y Yuba a cesar las hostilidades, retirar las tropas de las zonas en disputa y reanudar las conversaciones, bajo amenaza de sanción.