MADRID 13 Nov. (EUROPA PRESS) -
La tortura en centros de detención tanto oficiales como secretos sigue siendo un método habitual y sistemático en la República rusa de Chechenia, según denunció hoy la organización Human Rights Watch (HRW).
Según explica la ONG, una persona detenido en Chechenia se enfrenta "al riesgo real e inmediato de tortura", y además, "hay pocas opciones de que el torturador sea responsabilizado", señaló el director para Europa y Asia central de HRW, Holly Cartner.
Human Rights Watch aseguró que se han documentado más de 100 casos de tortura, lo que sugiere que esta práctica "es común" en Chechenia. Además, señala que junto con la impunidad de los torturadores, se ha producido una expansión sistemática de la tortura en la República administrada por Rusia.
En un documento de 16 páginas --'La extensión de la tortura en Chechenia'-- se ha entregado a la Comisión contra la Tortura, y en él se explican casos de malos tratos por parte de las fuerzas prorrusas chechenas que se encuentran bajo el mando del primer ministro, Ramzan Kadyrov, así como por parte de la Policía federal.
Según las investigaciones elaboradas por HRW entre abril y septiembre de 2006, se descubrieron 82 casos en los que las fuerzas de Kadyrov detuvieron y torturaron a personas, la mayoría de ellos en centros ilegales de detención. Además se obtuvieron descripciones detalladas de al menos diez de estos centros, la mayoría de los cuales son casas privadas de comandantes regionales leales a Kadyrov.
"Si se detiene a alguien secretamente, es mucho más fácil abusar de él", dijo Cartner. "Esto es ilegal según la ley rusa y la ley internacional", manifestó.
Las fuerzas de Kadyrov utilizan la tortura para obtener información sobre las fuerzas rebeldes. Algunos detenidos son liberados, y otros son forzados a unirse a sus líneas. Además, han utilizado a rehenes y maltratado a familiares de supuestos combatientes rebeldes.
Asimismo, Human Rights Watch documentó numerosos casos en los que el personal de las fuerzas dependientes del Ministerio del Interior ruso torturaron a detenidos en lugares oficiales de confinamiento. Los detenidos describieron cómo se les aplicaron shock eléctricos, se les apaleó con botas, palos, botellas de plástico llenas de arena o agua, así como con cables. Algunos afirmaron haber sufrido quemaduras, además de presión psicológica, incluidas amenazas de abuso sexual o ejecución, o contra sus familias.
El problema, según la ONG es que las autoridades en raras ocasiones hacen algo para castigar estos abusos. Así, cuando los afectados se atreven a emitir una queja formal, los fiscales se niegan a abrir investigaciones, y los tribunales menosprecian las acusaciones de los detenidos, incluso cuando están avaladas pro informes médicos.