BEIJING 8 Dic. (EUROPA PRESS) -
El sistema de empadronamiento o 'hukou' existente en China desde finales de los años 50, creado para controlar los movimientos de la población y que favorece a los habitantes de las ciudades frente a los del campo, podría dejar de existir de aquí al año 2010, según informa el 'Diario del Pueblo', periódico oficial del Partido Comunista.
Según el rotativo, dentro de tres años el reparto entre el campo y la ciudad de la población china, que actualmente representa el 60 y el 40 por ciento del total, respectivamente, se habrá igualado, por lo que un sistema de registro como el actual resultará innecesario.
La información también indica que el próximo reto radicará en conseguir un desarrollo urbanístico racional, ya que el rápido desplazamiento de población experimentado en los últimos años está sometiendo a las ciudades a una fuerte presión, y en algunos casos su densidad está aumentando de forma preocupante, especialmente desde el inicio de esta década.
Por ello, no sólo es necesario desarrollar en el país modelos de ciudades de pequeño, mediano y gran tamaño, sino garantizar que las zonas rurales cuentan también con las comodidades de la ciudad, afirma el artículo.
Sin embargo, y aunque indica que la desaparición del 'hukou' actual contribuirá a mejorar las condiciones de seguridad y el entorno de los trabajadores emigrantes a las ciudades, también señala que el cambio debe ser gradual ya que, si no, "podría hacer peligrar las estructuras sociales", y que deberá marcarse como objetivo lograr una "armonía" en las relaciones de campesinos, emigrantes y urbanitas.
El pasado octubre, un estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señalaba que 300 millones de campesinos chinos emigrarán a la ciudad en los próximos 20 años, y que esta expansión desmedida de las urbes provoca que su aportación económica a la economía sea menor a la típica de los países desarrollados.
Creado en 1958, el sistema del 'hukou' establecía marcadas diferencias entre el campo y la ciudad (así como dentro de las propias ciudades) en aspectos como el suministro de cereal y combustible, el reparto del trabajo o la cobertura social, en los que los habitantes de las ciudades disfrutaban de condiciones más favorables.
Aunque actualmente la política gubernamental es de mayor tolerancia y suele hacerse la 'vista gorda' a los desplazamientos de la población campesina, cuya mano de obra barata ha permitido el rápido desarrollo del país, el sistema, de carácter hereditario, sigue estando vigente y afecta tanto a sus derechos como a los de sus hijos, que no pueden, por ejemplo, acudir a la escuela en las ciudades.