PEKÍN 25 Sep. (De la corresponsal de EUROPA PRESS, Débora Altit) -
Las autoridades chinas no han reaccionado bien a los rumores que apuntan que el próximo premio Nobel de la Paz podría ir a parar a Hu Jia, el activista pro Derechos Humanos que relacionó los Juegos Olímpicos con el aumento de la represión en China.
Hu, de 35 años, fue encarcelado el año pasado y condenado a tres años y medio de prisión por "subversión al Estado", condena utilizada con frecuencia en China contra aquellos que manifiestan críticas al Gobierno. Su esposa, Zeng Jinyan, de 24 años, se encuentra bajo arresto domiciliario desde mayo de 2008 con su hija, una niña calificada como "la presa política más joven del mundo".
Desde el Ministerio de Exteriores se ha declarado que la concesión del premio Nobel (que ya fue un motivo de disgusto para Pekín en 1989, cuando fue a parar al Dalai Lama), ha de ir a "la persona adecuada".
"Si el premio Nobel de la Paz es para galardonar a personas que realmente salvaguardan la paz mundial, entonces creemos que debería ir a la persona adecuada", afirmó hoy, en una rueda de prensa rutinaria, Liu Jianchao, portavoz de la cartera de Exteriores. "Esperamos que las partes implicadas adopten la decisión correcta, y no hieran los sentimientos del pueblo chino", agregó Liu.
Las autoridades chinas defienden que Hu, al que se define como "un padre de familia desempleado", cuestionó la política y el sistema social chino con sus libelos e instigó a la subversión contra el Estado.
La concesión del premio a Hu (la noticia se hará pública en octubre) supondría un importante varapalo para el Gobierno chino, que logró organizar unos Juegos Olímpicos sin contratiempos pese a las amenazas de numerosos líderes mundiales de no asistir a los Juegos Olímpicos en respuesta a la represión china en Tíbet y las denuncias sistemáticas de violaciones contra los Derechos Humanos en el país.