Crónica Afganistán.- Más de 300 escuelas del sur de Afganistán podrían ser cerradas por la inestabilidad en la región

El Gobierno afgano denuncia que los ataques de los talibán destruyen escuelas y amenazan a alumnos y profesores en el sur del país

Europa Press Internacional
Actualizado: sábado, 8 septiembre 2007 14:18

KABUL, 8 Sep. (EUROPA PRESS) -

A falta de dos días para que comience el año escolar en el sur de Afganistán, el próximo 10 de septiembre, el Gobierno afgano ha expresado su profunda preocupación ante la posibilidad de que más de 300 escuelas permanezcan cerradas por la violencia que asola el país, que había experimentado una leve mejoría tras la caída del régimen talibán en 2001 y que ahora, con el incremento de los combates entre los insurgentes y las fuerzas internacionales lideradas por Estados Unidos, ha vuelto a amenazar con hundir la infraestructura educativa de Afganistán, uno de los estados con mayor índice de analfabetismo del mundo.

"Al menos 300 escuelas de Helmand, Kandahar, Zabul y Urzugán no abrirán sus puertas por la inseguridad de la región", afirmó el viceministro de Educación, Siddiq Patman, a la agencia de información de Naciones Unidas (IRIN) en Kabul.

El sistema educativo afgano está marcado por la división. Primero, a nivel geográfico, ya que las escuelas de las zonas más frías del país (el centro y el norte) abren en marzo y terminan en noviembre. Las escuelas de las provincias más cálidas comienzan sus clases en septiembre. A nivel institucional, coexisten dos sistemas: el oficial, iniciado en 1964 y respaldado por la Constitución afgana; y el talibán, impartido por los mulá, que enseñan los preceptos científicos explicados en el Corán, y que predominó en el país hasta la caída del régimen.

Este año, cerca de seis millones de estudiantes, un 38 por ciento de ellos mujeres, se han registrado en las escuelas del país y un 40 por ciento de ellos deberían asistir en los centros educativos del sur del país, según cifras del Ministerio de Educación. Sin embargo, el año pasado, unas 350 escuelas permanecieron cerradas por lo que el Gobierno calificó de "problemas relacionados con la insurgencia". Esta cifra podría volver a repetirse, a pesar de ciertos progresos realizados.

"Hemos tenido éxito a la hora de abrir 40 centros educativos que permanecieron cerrados por diferentes razones el pasado año", señaló Patman. El presidente Hamid Karzai ha convertido al sector educativo en una de las prioridades de su Gobierno, a tenor del excelente incremento del número de estudiantes que asisten a las escuelas oficiales desde 2001: cuatro veces más de los iban a clase durante el dominio de los talibán, de acuerdo con el informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), publicado en 2005.

PROBLEMAS EDUCATIVOS EN HELMAND

La mayor preocupación se centra en la provincia de Helmand, donde los insurgentes controlan bastantes distritos, mientras las autoridades de allí denuncian que el sistema educativo lleva desintegrándose desde los últimos cuatro años.

"En 2003 funcionaban 224 escuelas en la provincia. Ahora, sólo 90 de ellas abrirán sus puertas el próximo lunes", declaró el director del departamento de Educación provincial, Taj Mohammad Popal. Según fuentes del Ministerio de Educación, 36 escuelas han sido incendiadas y 17 profesores han sido asesinados en la provincia, desde 2005.

Para el Gobierno afgano, es imposible gestionar sus escuelas en los territorios controlados por los talibán, que prohíben terminantemente el acceso a la educación a las chicas y que sólo permite a los chicos acceder a escuelas de estricta disciplina islámica.

LIGERA MEJORA, EN GENERAL

La situación en las provincias vecinas a Helmand es igual de dramática. En Urzugán, 65 de los 171 centros educativos de la provincia llevan dos años sin funcionar, según explicó el subdirector de educación, Mohammad Noor Khan, a IRIN. Del mismo modo, funcionarios de Kandahar, Zabul, Ghazni, Paktia y Jost han informado del cierre de docenas de escuelas, muchas de ellas reservadas sólo para chicas, por culpa de los ataques talibán.

Y sin embargo, ciertos sectores de la comunidad internacional han elogiado los progresos realizados por Afganistán en materia educativa durante los últimos cinco años. El mencionado informe de UNICEF estima que entre 2002 y 2004, 4,2 millones de niños regresaron a la escuela, y que el índice de asistencia entre las chicas ha aumentado desde un 3% en 2002 hasta formar el 30% del estudiantado afgano en 2003.

Aun así, unos tres millones y medio de niños afganos --la mitad de la población en edad de asistir a la escuela--, se encuentran sin acceso a la educación según informó la ONG británica Oxfam en un informe publicado en octubre de 2006. Desde abril hasta mayo de 2007, 14 escuelas han sido incendiadas por insurgentes talibán, según cifras proporcionadas por el Ministerio de Educación afgano.

CAMPAÑA

Con todo, los ataques insurgentes contra las escuelas y los estudiantes han experimentado un modesto retroceso este verano, lo que ha impulsado una iniciativa del Gobierno afganos para poner en marcha una campaña de "protección escolar", animando a las comunidades a que declaren su apoyo público e incondicional al sistema educativo oficial.

"No queremos proteger las escuelas con armas y soldados", afirmó Patman. "Lo que deseamos es que las comunidades salvaguarden a sus escuelas, a sus estudiantes y a sus profesores", según el funcionario.

En un esfuerzo para asegurar la educación de todos los niños afganos, el Ministerio de Educación afgano ha intentado, de forma indirecta, persuadir a los talibán de que los ataques contra las escuelas son "injustificables" y deben ser evitados a toda costa.

Este mensaje se ha comunicado a través de las shuras (asambleas locales), donde se trata de transmitir la idea de una educación apolítica, civil, e imparcial, por lo que se ha recomendado a los insurgentes que desistan a la hora de atacar las escuelas, a los estudiantes y a los profesores.

El Gobierno afgano afirma no tener en cuenta consideraciones de credo a la hora de educar a los niños, y piden a los talibán que actúen de la misma forma. "No negamos el derecho a la educación para los hijos, los hermanos y las hermanas de los talibán, y ellos deberían hacer lo mismo", declaró uno de los líderes tribales de la provincia de Helmand, Haji Mulá Agha.

Por su parte, los líderes talibán afirman que siguen apoyando su sistema educativo religioso, algo que Kabul rechaza tajantemente. El pasado mes de enero, un portavoz insurgente declaró que los talibán invertirían un millón de dólares para establecer una red de escuelas islámicas en el sur del país. Nueve meses después, según funcionarios afganos, no se tiene constancia del funcionamiento de alguna de dichas escuelas.

Tras décadas de guerra, Afganistán tiene una de las más altas tasas de analfabetismo del mundo: el 90 por ciento de las mujeres y el 60 por ciento de los hombres no saben leer ni escribir, según los datos proyectados por la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID).

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