MADRID, 22 Mar. (EUROPA PRESS) -
El único observador español en las elecciones presidenciales celebradas este domingo en Bielorrusia, el diputado popular Jesús López-Medel, denunció hoy a Europa Press que éstas fueron "una de las experiencias más fraudulentas" a las que ha podido asistir. Asimismo, descartó la posibilidad de que haya nuevos comicios en este país, después de que la comunidad internacional --salvo Rusia-- considerase que no fueron democráticas, ya que en Bielorrusia hay una "dictadura mucho más férrea" que en Ucrania.
López-Medel, vocal de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso y miembro de la delegación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), ha participado como observador en un total de once procesos electorales, en países como Ucrania, Moldavia, Kirguistán, Azerbaiyán, Kazajstán y la Autoridad Palestina.
El diputado señaló que, si las elecciones parlamentarias y el referéndum realizado hace un año y medio ya fueron "verdaderamente una caricatura de unas elecciones libres", las presidenciales del domingo "superaron ese altísimo nivel".
Sin embargo, destacó dos importantes diferencias entre una y otra cita electoral. La primera es que, aunque los comicios de octubre de 2004 estuvieron "muy manipulados", el pueblo no se manifestó "dada la dictadura férrea de (el presidente Aleksander) Lukashenko".
"Ahora, el que se esté concentrando gente, 8.000 ó 9.000 personas, revela que por primera vez la ciudadanía le pierde el miedo a la dictadura muy férrea de Lukashenko", afirmó. Asimismo, subrayó que la comunidad internacional ha prestado "más atención" a estas elecciones.
López-Medel, que regresó ayer a España después de haber permanecido durante cinco días en la república ex soviética, aseguró que la campaña electoral se caracterizó por la ausencia de libertad de expresión y de información. Al respecto, explicó que el principal líder de la oposición, Aleksander Milinkevich, sólo apareció dos veces en la televisión nacional, mientras que se estima que Lukashenko ocupó los espacios de propaganda electoral hasta en un 95%. Por ello, Milinkevich es "un desconocido para buena parte de la población", aclaró.
Asimismo, denunció detenciones de periodistas y de dirigentes de la oposición nacional. Además, "a los observadores --dijo-- se nos recibió de forma hostil, como en ningún sitio".
"NUMEROSAS IRREGULARIDADES"
El domingo, día de las elecciones, las irregularidades fueron también "numerosas". Las leyes nacionales permiten el voto anticipado desde cinco días antes de la jornada electoral principal. Este tipo de sufragio es muy utilizado por la población bielorrusa, sobre todo en las zonas rurales. Según el observador español, estas papeletas se guardaban en una urna, en una habitación aparte, a la que sólo tenía acceso el presidente. "Su custodia no era pública", especificó.
Por otra parte, aseguró que era "frecuente" que las urnas no estuvieran selladas o lacradas. También era habitual que, sobre todo en el ámbito rural, hubiera dos o tres personas a la entrada de los colegios electorales "con todo el aspecto de agentes de la KGB", "controladora del proceso". Igualmente, "a la entrada de muchos colegios había personas con cámaras de vídeo, filmando a las personas que entraban", lo que revela "muy poco respeto a (el derecho) a la intimidad", comentó.
En la misma línea, anotó que a la misión de observadores de la que él formaba parte no se le permitió participar en el recuento de los votos, lo que dio lugar a nuevas y serias irregularidades. "No nos dejaban acercarnos a menos de tres metros. Volcaban las papeletas, hacían montones con ellas y, por arte de magia, alguien anunciaba una cifra incuestionable: 'Lukashenko 1.062 votos, Milinkievich 210'", afirmó.
La experiencia de López-Medel en estos comicios está plagada de anécdotas. "Cuando volcaron una de las urnas, salió un taco de unas 80 papeletas doblado en cuatro partes. Nadie puede introducir eso en una urna (...) No se nos daba la posibilidad de participar ni una copia del escrutinio", describió.
El diputado popular estuvo destinado como observador en una pequeña localidad cercana a la frontera con Rusia y después se desplazó hasta la capital, Minsk, para presenciar el recuento. López-Medel no tuvo ocasión de percibir el sentir de la población, ya que muy poca gente habla inglés y la que lo hace, tiene miedo de mostrarse discordante con el régimen de Lukashenko. "Una señora me dijo: 'Comprendan ustedes que nosotros tenemos que vivir aquí. No le puedo ayudar más'", dijo.
NUEVAS ELECCIONES
En cuanto a las críticas generalizadas de la comunidad internacional, llamando a la celebración de nuevas elecciones, López-Medel opinó que es "absolutamente impensable" una repetición de los comicios, aunque hayan sido "más fraudulentos que los de Ucrania o Azerbaiyán". "La dictadura es mucho más férrea, (y el Gobierno bielorruso) es incapaz de asimilar cualquier tipo de crítica", aseveró, recordando que Bielorrusia es "la única dictadura que pervive en Europa".
Sin embargo, y a pesar del "apoyo directo" del presidente ruso, Vladimir Putin, a Lukashenko, López-Medel destacó la necesidad de que la comunidad internacional "tenga claro que el régimen (bielorruso) es una dictadura verdaderamente impropia en Europa (...) y mantenga la tensión para que esto pueda aflojar algún día".
Lukashenko consiguió un 82,6% de los votos en las presidenciales del domingo, mientras que Milinkevich se hizo con un 6%, según las cifras oficiales divulgadas por la Comisión Electoral Central. La noticia ha originado una ola de protestas también en el interior de Bielorrusia, con concentraciones de varios miles de personas todos los días en Minsk.