Una avioneta pilotada por el pitcher de los Yanquis de Nueva York colisionó contra un rascacielos residencial de Manhattan
NUEVA YORK (ESTADOS UNIDOS), 11 (de la enviada especial de EUROPA PRESS, María Pin)
La ciudad de Nueva York volvió poco a poco a la calma después de que una avioneta colisionara ayer a las 14:42 --20:42 hora española-- contra un edificio de viviendas de la céntrica zona del Upper East Side, en la isla de Manhattan, concretamente el 524 East de la Calle 72. La avioneta, modelo Cirrus SR-20, era propiedad de Cory Lidle, jugador profesional de béisbol de los Yanquis de Nueva York, que falleció en el accidente junto a una mujer. Ninguno de los vecinos del edificio resultó herido.
La similitud con los atentados del 11 de septiembre de 2001 y el hecho de que hoy se cumplieran cinco años y un mes de los mismos, hizo temer lo peor en un principio, y la fuerza aérea estadounidense fue movilizada. Sin embargo, en poco tiempo se iba confirmando que se trataba de un accidente que sólo afectó a las plantas 40 y 41 de un edificio de 50 pisos.
Pocos minutos después del accidente varias decenas de cazas militares estadounidenses despegaron de sus bases para desplegarse en los cielos de Nueva York, Washington, Los Ángeles, Seattle y otras ciudades de Estados Unidos y Canadá, explicó el almirante Timothy Keating.
Según Keating, el Ejército sabía que no se trataba de un acto terrorista "una media hora después del suceso". "La Administración Federal de Aviación nos informó de inmediato de que se trataba de un único aparato, de un único incidente", afirmó.
De todas formas, unas dos horas después del accidente varios aparatos militares permanecían en vuelo gracias al repostaje aéreo, informó Keating.
Keating ordenó el despegue inmediatamente después de conocer el incidente por la televisión. Los cazas "despegaron en menos de diez minutos", explicó. "Asumimos en ese momento que se trataba de un atentado terrorista, y lo mantuvimos hasta que estuvimos seguros de que no lo era", afirmó.
NO HAY DAÑOS ESTRUCTURALES
Más de 150 bomberos, junto a los efectivos del Departamento de Policía de Nueva York y de los servicios médicos trabajaron en la extinción del incendio, que fue neutralizado en pocas horas, sin temor a que el edificio sufriera daños estructurales. La zona acordonada se limitó a las calles 72 y 71 entre la Primera Avenida y York.
Menos de dos horas después del siniestro, los ciudadanos de Nueva York caminaban tranquilos por los aledaños de esta zona y, salvo una mayor presencia policial en la linea 6 del metro (que cruza de norte a sur la isla por el lado Este), nada parecía indicar nerviosismo en la población.
Eso sí, hasta que fue extinguido el incendio, el humo del edificio podía divisarse al menos desde distintas avenidas del Upper East Side, rememorando los fuegos generados en las Torres Gemelas durante el 11 de septiembre. No obstante, muchos neoyorquinos se acercaban poco después a la zona y trataban de llegar hasta sus casas desconociendo completamente el incidente. Hacia las 18:00 horas --24:00 hora española-- los ocupantes de los edificios colindantes pudieron regresar a sus hogares.
Mientras, los del edificio impactado esperaban en un garaje cercano o en cafeterías de la zona a que se les permitiera la entrada, aunque lo más probable es que pasen la noche fuera de sus casas debido al intenso olor a humo que generó el incendio. La confusión de los primeros momentos elevó hasta 4 el número de fallecidos pero finalmente el número de muertos confirmados son dos, un hombre (Lidle) y una mujer, cuyos cuerpos fueron encontrados junto a los restos del aparato.
Los neoyorquinos disfrutaban en estas fechas de los eliminatorias de uno de sus deportes nacionales, y el estadio de los Yanquis (en el Bronx) era abarrotado semana tras semana por los aficionados, por lo que el incidente será probablemente aún más comentado.