Crónica EEUU.- El rechazo a la guerra en Irak amenaza con minar el apoyo de las bases republicanas a sus candidatos

Europa Press Internacional
Actualizado: lunes, 30 octubre 2006 23:42

Irak, la inmigración ilegal y los escándalos éticos en el seno del Partido Republicano se configuran como los principales temas a tener en cuenta en las elecciones

EL PASO (EEUU), 30 (del corresponsal de EUROPA PRESS Carlos López)

De ganar las elecciones los demócratas el próximo 7 de noviembre, el resultado no responderá a la exposición de nuevas ideas que movilicen a sus bases demócratas. Por el contrario, la esperanza de los políticos liberales radica en aprovechar los errores políticos presidenciales y los escándalos de los conservadores que pasan por el creciente rechazo a la guerra en Irak, la inmigración ilegal o el caso del representante republicano Mark Foley.

El incremento de la violencia sectaria en Irak y la falta de perspectivas de un retorno rápido de las tropas estadounidenses desplegadas en el país árabe actúan en contra de los candidatos republicanos en las legislativas de noviembre. La oposición ciudadana a la guerra en Irak que ha sumergido la popularidad del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en mínimos históricos ha alentado a muchos conservadores a alejarse de los postulados de su líder para evitar perder a sus votantes.

Las estrategias políticas desarrolladas por los candidatos republicanos y demócratas se han visto determinadas por su posible penalización por su apoyo a la guerra. Es el caso del senador demócrata por Connecticut, Joe Lieberman, cuyo apoyo a Bush en la guerra en Irak le ha costado ya en las primarias el apoyo de sus bases, favorables a un candidato más en línea con las tesis liberales y críticas con la intervención en Irak.

En su estrategia, los demócratas intentan enfocar las elecciones --que no hay que olvidar afectan de forma local y estatal y no a nivel federal-- "nacionalizando" las elecciones frente a la "localización y personalización" electoral, según el presidente de la compañía de estadísticas Reasearch & Polling, Brian Sanderoff, quien explica así el uso que en Nuevo México han hecho las dos candidatas del distrito 1 del estado, la demócrata Patricia Madrid y la hasta ahora representante republicana, Heather Wilson.

El caso de Nuevo México es un claro ejemplo de la situación en el resto del país donde "el cambio podría producirse por la situación nacional y no por el carácter de los candidatos", asegura Sanderoff. La campaña de Madrid ataca a Wilson por su apoyo durante sus cinco legislaturas en la Cámara de Representantes a la intervención en Irak y a las decisiones del presidente Bush, mientras que la campaña conservadora destaca sobre todo el papel independiente de la candidata Wilson.

LA FRONTERA CON MÉXICO.

Aunque el tema de la inmigración afecta fundamentalmente a los estados fronterizos con México -pocos hablan de asegurar las fronteras con Canadá--, la afluencia de extranjeros, principalmente desde Latinoamérica, llegados de forma ilegal y el temor a que una frontera tan porosa como la mexicana permita la entrada de terroristas en territorio americano han convertido a la inmigración en un tema más del debate a nivel nacional durante estas elecciones.

Las últimas estadísticas sitúan el número de inmigrantes ilegales en Estados Unidos en once millones de personas, la mayor parte de ellos procedentes de Latinoamérica y en muchos casos residiendo en el país desde hace años, pagando impuestos y formando familias. La economía norteamericana, sobre todo en los estados fronterizos no puede sobrevivir sin la mano de obra barata que suponen los ilegales, pero el volumen de inmigrantes hace necesario regularizar su situación.

Dos años después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el Servicio de Inmigración y Naturalización pasó a depender del Departamento de Seguridad Nacional y fue renombrado Servicio de Ciudadanía Estadounidense e Inmigración, en lo que refleja el temor a la entrada de terroristas por las fronteras. La tensión con la población hispana instalada en Estados Unidos creció tras la formación en los estados fronterizos de patrullas de voluntarios para vigilar la frontera con México.

En diciembre del pasado año, la Cámara de Representantes aprueba una propuesta de ley sobre inmigración con los votos a favor de 239 legisladores y 182 votos en contra, en la misma se urge a la construcción de un muro y eleva la presencia ilegal en Estados Unidos a categoría de delito grave. Por el contrario, meses después, en mayo, el Senado aprueba con 62 votos a favor y 36 en contra una propuesta de ley que contiene cláusulas relativas a incrementar la seguridad en la frontera pero a diferencia de la Cámara de Representantes contempla una vía para obtener la ciudadanía.

Por su parte, el presidente estadounidense tomó también partido y en mayo pronunció un discurso en el que urgía a las Cámaras a alcanzar un acuerdo en sus propuestas, asegurando que existe un "punto intermedio" entre la deportación masiva y la amnistía. Asimismo, anuncia el envío de 6.000 efectivos de la Guardia Nacional para controlar la frontera con México.

No hay posiciones claras en relación al tema de la inmigración, la creciente población hispana, generalmente partidaria del voto demócrata, ejerce presión en los estados fronterizos y ni conservadores ni liberales desean perder dichos votos. A pesar de que el presidente Bush aprobó la semana pasada la construcción de la verja entre México y Estados Unidos, en los estados del sur se considera una maniobra electoral para contentar temporalmente a los republicanos que reclaman endurecer el control.

En el estado de Nuevo México, donde la población hispana alcanza el 40% del total, los contendientes han optado por abandonar el tema de sus propuestas electorales y nadie habla de inmigración. Según Sanderoff, la consigna es no hablar del tema en los mítines y si la prensa pregunta tratarlo de la forma más general, si bien tanto la candidata a representante republicana como la demócrata por el distrito 1 se oponen a la construcción del muro.

ESCANDALOS REPUBLICANOS.

Los demócratas consideran que esta es la oportunidad para recuperar el control del Congreso y poder actuar de contrapeso político al Ejecutivo de Bush. Para ello, además de la cada vez menor popularidad de Bush y el rechazo creciente a la guerra en Irak se añaden los escándalos que en el último año han sacudido a relevantes miembros del partido, el último de ellos el del representante republicano por Florida Mark Foley.

Foley ha puesto la guinda a un pastel de escándalos que comenzó en enero de este año cuando el 'lobbyista' Jack Abramoff se declaraba culpable de soborno. El escándalo sexual de Foley alcanzó incluso al portavoz republicano por Illinois J. Dennos Hastert a quien desde la bancada republicana se le reclamó también la dimisión por conocer de antemano la situación en la que se encontraba Foley y no haberla denunciado.

Demócratas y republicanos han rescatado en estas elecciones las acusaciones de corrupción para atraer votantes. Los demócratas, según la última encuesta del 'Washington Post' tienen ventaja frente a los conservadores, siendo la principal razón que la mayor parte de los escándalos han afectado a los republicanos.

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