PARIS, 6 Nov. (EUROPA PRESS) -
Hace exactamente seis meses que Nicolas Sarkzoy llegó al Elíseo y según recientes sondeos publicados por los medios franceses sus conciudadanos volverían a darle su apoyo, pero ello no significa necesariamente que la sociedad francesa esté plenamente satisfecha con los resultados logrados hasta el momento. De hecho, noviembre será un mes turbulento para el presidente, que se enfrenta a nuevas movilizaciones sociales y a otra huelga, esta vez indefinida, en el sector del transporte fijada para el próximo día 13.
A buena parte de los franceses les parece que la famosa frase pronunciada por Sarkozy "trabajar más para ganar más" sólo se cumple en su primera parte y que su poder adquisitivo está lejos de mejorar, por más que el Gobierno se haya fijado como prioridad aumentarlo.
La desgravación fiscal de las horas extras destinada a aumentar la nómina de los franceses tarda en dar sus frutos y muchas empresas, que ven complicado aplicar la medida, han tardado un mes en ponerla en marcha, por lo que el Ministerio francés de Economía admite que hará falta tiempo para ver si una de las leyes 'estrella' de Sarkozy tiene los efectos deseados.
Las cifras del crecimiento económico no acaban de despegar --no pasará del 2 por ciento en 2007--, el precio de las materias primas como el petróleo sigue su escalada y el pan y la pasta encarecen hasta en un 30 por ciento la cesta de la compra. La fortaleza del euro penaliza las exportaciones y las medidas económicas del Gobierno, empezando por la contestada reforma de los regímenes especiales de jubilación, tienen algunas dificultades para salir adelante.
Ayer Sarkozy dejó claro durante la celebración del bicentenario del Tribunal de cuentas que las reformas seguirán adelante. "La reforma sí. El inmovilismo, jamás", alertó el jefe del Estado, que ha hecho de la "ruptura" y del reformismo los ejes de su acción.
Pero la sombra de las movilizaciones vividas en Francia en 1995, que obligaron al entonces primer ministro Alain Juppé a retirar el proyecto de reforma de los regímenes especiales, planea de nuevo sobre el Ejecutivo galo. El primer aviso lo dieron los sindicatos con el paro del pasado 18 de octubre, ampliamente secundado en el sector del transporte.
Ahora, la cita es el día 13 de noviembre, fecha en la que seis de los ocho sindicatos de la Sociedad Nacional de Ferrrocarril (SNCF) han convocado una huelga indefinida. Antes de este jueves serán los sindicatos de los trabajadores del Transporte de París (RATP) quienes decidan si se suman a los ferroviarios.
No serán los únicos. Funcionarios, profesores y estudiantes protestarán el día 20 de noviembre contra las medidas salariales y la supresión de puestos de trabajo y el 29 del mismo mes será el turno de los magistrados, que prevén para entonces una jornada de protesta por la reforma judicial planteada por la ministra Rachida Dati.
Sin olvidar que los pescadores de la costa Atlántica francesa llevan casi una semana soliviantados por la repercusión que en la actividad pesquera tiene el alza del precio del crudo y que la visita que hoy mismo ha hecho Sarkozy a Bretaña para anunciar medidas paliativas no ha calmado sus ánimos.
AMBIENTE CALDEADO EN LA ASAMBLEA
Este escenario caldeó hoy el ambiente en la Asamblea nacional durante la sesión de preguntas al Ejecutivo, que tuvo que defenderse de las acusaciones salidas de los bancos de la oposición, críticos por la falta de resultados en el ámbito económico pese a las numerosas promesas.
"Hace seis meses los franceses hicieron una elección política, eligieron a un presidente, a una mayoría política y un proyecto político. Ese proyecto político lo estamos poniendo en marcha metódicamente", replicó contundente el primer ministro François Fillon.
Así, recordó que se han liberalizado las horas extra "para valorar mejor el trabajo y reducir los efectos negativos" de la ley de las 35 horas; facilitado el acceso a la propiedad "para todos los franceses", instaurado una ley de servicios mínimos en el transporte, dado autonomía a las Universidades, triplicado el crédito para la investigación, acometido la reforma del Estado y endurecido las sanciones contra los reincidentes.
Enumeró también que se ha aprobado una ley sobre inmigración o que Francia ha sacado a Europa del impás institucional, sin olvidar que quiere dar ejemplo en materia ecológica. "He aquí, señores diputados, seis meses de acción del Gobierno ", zanjó.
Los seis próximos meses no vendrán menos cargados, según anunció Fillon, que avanzó una reforma de las instituciones, una ley de modernización económica, la reforma del mercado de trabajo, un plan para los barrios pobres, una nueva ley penitenciaria, otra de seguridad interior y una tercera de programación militar.
EL 'ESTILO' SARKOZY
Todo parece congruente con la frase pronunciada hoy mismo por el secretario general de la UMP, el partido gubernamental, Patrick Devedjian: "Hay que asumir el estilo Sarkozy", dijo en France 2. Un estilo que pasa por la omnipresencia mediática y una milagrosa ubicuidad de la que ya hacía gala en sus tiempos de ministro del Interior.
El presidente multiplica sus desplazamientos, como se ha podido ver en el caso de Chad. Y anuncia que volverá a viajar allí para rescatar a los que aún están detenidos en el país africano, recibe a las víctimas y se reúne con los pescadores adelantándose al ministro de Pesca, antes de volar hacia Washington para iniciar su primera visita oficial a Estados Unidos.
Y todo defendiendo siempre su método de trabajo: "Si voy, se me critica. Si no voy, se me critica también. Pues voy", decía hoy ante los huelguistas del puerto bretón de Guilvinec.