Crónica Francia.- Los socialistas franceses eligen mañana su candidato presidencial y su identidad futura

Europa Press Internacional
Actualizado: miércoles, 15 noviembre 2006 12:18

Los 218.000 militantes deben decantarse entre la reformista Ségolène Royal, favorita, y los 'barones' Dominique Strauss-Kahn y Laurent Fabius

PARIS, 15 Nov. (Del corresponsal de EUROPA PRESS, Javier Gómez Muñoz) -

Los 218.000 militantes del Partido Socialista francés (PS) eligen mañana, en elecciones primarias, al candidato que llevará la vitola de la formación en las elecciones de 2007. La cita supone mucho más que la designación del rival del probable líder conservador, el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy. El centroizquierda galo debe decidirse entre apostar por el reformismo centrista de Ségolène Royal, que rompe con la tradición del partido y puede llegar a ser la primera mujer presidenta de Francia, o una línea continuista encarnada por Dominique Strauss-Kahn, ex ministro de Economía, o Laurent Fabius, ex primer ministro.

Nadie pone en duda la victoria, mañana, de Ségolène Royal, ex ministra de Medio Ambiente y de la Familia. La única incógnita que persiste es si logrará superar la mayoría absoluta o si será necesaria una segunda vuelta para dirimir al ganador. En este segundo caso, se da por hecha la alianza entre los partidarios de Fabius y Strauss-Kahn para apoyar al que más votos consiga, en una alianza "anti-Ségolène".

Si ninguno de los tres logra más del 50 por ciento de los sufragios, el jueves 23 se celebrará un segundo turno entre los dos aspirantes más votados. Aunque todos los sondeos dan a Royal por encima del 50%, se trata de encuestas realizadas a 'simpatizantes' socialistas, no a 'militantes'. Y la presidenta de la región Poitou-Charentes concita más apoyo fuera del partido que dentro.

Según algunas estimaciones internas de la formación, filtradas en la prensa, Ségolène Royal, conocida como 'madonna de los sondeos' roza la mayoría absoluta y los otros dos aspirantes se reparten la mitad restante de los sufragios.

El Partido Socialista sufrió su derrota más humillante en las pasadas elecciones presidenciales, en 2002, cuando con un escuálido 16,18% de los votos, quedó por detrás de la UMP comandada por Jacques Chirac y del ultraderechista Frente Nacional de Jean Marie Le Pen. El centroizquierda no puede permitirse una segunda derrota de este calado y las posibilidades de victoria que los sondeos otorgan a Royal frente al favorito de la derecha, el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, influirán decisivamente en la decisión de los militantes.

CAMPAÑA INNOVADORA Y REÑIDA

La campaña interna del Partido Socialista, con debates televisados 'a la americana' entre los candidatos, es una novedad que no había sido puesta en práctica antes por ninguna formación francesa. En un primer momento, todo discurrió con amabilidad y buenas formas. Tanta, que algunos medios de comunicación hablaron de "campaña aburrida" y "gris", dictada por las exigencias de Royal, que meditaba negarse a debatir con los otros dos postulantes al 'trono' socialista.

Sin embargo, el ambiente se crispó en las últimas semanas, desde que Royal fue ásperamente silbada por miles de militantes en el mitin de París. Según el entorno de la ex ministra, los abucheos fueron organizados por sus dos contrincantes.

Toda la campaña ha girado en torno a las propuestas, innovadoras y a veces estrambóticas, de Ségolène Royal, que ha cuestionado la semana laboral 35 horas pero criticado la exigencia de servicios mínimos durante las huelgas, ha alabado al primer ministro británico Tony Blair por su "pragmatismo" y luego afirmado que "asustará a los capitalistas", defendido un aumento del presupuesto de Defensa, ensalzado los valores de la "nación" y la "disciplina" y luego ha propuesto "jurados populares" para que exista una "vigilancia popular" sobre el comportamiento de los cargos electos.

Prueba de esta agresividad, que ha ido aumentando según pasaban las semanas, fueron las acusaciones de "machismo" de Royal a los otros dos aspirantes. La dirigente regional acusó a Fabius de haber proferido la frase "¿Y quién cuidará a los niños?", cuando Royal anunció su candidatura, y a Strauss-Kahn de haber declarado que "habría hecho mejor quedándose en casa que leyendo sus fichas de cocina", tras el debate televisado sobre cuestiones internacionales.

POSIBLES IRREGULARIDADES

Laurent Fabius dio un paso más en el enfrentamiento y cuestionó ayer la limpieza de los comicios. "Desgraciadamente, tengo dudas sobre la sinceridad del escrutinio en algunos departamentos del sur". "Deseo, tras el bello debate que hemos tenido, que éste no se vea enturbiado por algunas prácticas que no estarían a la altura del Partido Socialista", añadió. El ex primer ministro, que encarna el socialismo más izquierdista de los tres candidatos, explicó que "si los militantes votan libremente, habrá una segunda vuelta".

Una visión compartida por Strauss-Kahn, quien aseguró hoy, en una entrevista publicada por 'Le Figaro', que su presencia "en la segunda vuelta es una necesidad". "Esto reforzaría la orientación socialdemócrata del partido y demostraría que el carácter inexorable de una de las candidaturas era una falacia", añadió, en referencia a Ségolène Royal. Strauss-Kahn espera contar con el apoyo de quienes preferían una candidatura del ex primer ministro, Lionel Jospin.

La favorita, por su parte, dijo ayer, cerca de Niort (centro), que la votación de mañana será el "primer turno de la elección presidencial contra la derecha" y pidió un voto masivo que le permita evitar una segunda vuelta peligrosa para sus intereses. "Pido a los militantes una confianza masiva y desde la primera vuelta", clamó Royal, ante 1.500 militantes.

Quien hizo un flaco favor a la ex ministra fue su posible rival por el Elíseo, el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy. El presidente de la UMP explicó el martes estar encantado del protagonismo que acapara Royal, pues así se ahorra cualquier desgaste mediático antes de la campaña: "Si la ganadora es Ségolène Royal, todo son ventajas para mí. El fenómeno 'todos menos Ségolène' evita el fenómeno 'todos menos Sarkozy' y me protege desde hace varios meses".

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