Crónica Francia.- Villepin toca fondo tras un año como primer ministro y se queda sin opciones para las presidenciales

Actualizado: jueves, 1 junio 2006 14:56

El Ejecutivo ha conseguido resultados sólo en la lucha contra el paro pero ha sido incapaz de resolver las crisis políticas

PARIS, 1 Jun. (Del corresponsal de EUROPA PRESS, Javier Gómez Muñoz) -

Tras un año en el poder plagado de crisis políticas, económicas y sociales, el primer ministro francés, Dominique de Villepin, ha tocado simbólicamente fondo en los sondeos de opinión justo cuando se cumple un año de su nombramiento en el Palacio de Matignon.

Sólo el 20 por ciento de los franceses confía en el jefe del Gobierno, mientras un 77 por ciento lo suspende por su gestión en el cargo, según un sondeo de 'Le Figaro Magazine'. Se trata de la cota más baja registrada por Villepin desde que fue nombrado primer ministro, el 31 de mayo de 2005, dos días después de que Francia rechazase la Constitución europea en un referéndum.

Esta difícil situación ha desatado las quinielas sobre su posible dimisión o sobre un cambio de primer ministro por parte de Chirac para afrontar los últimos meses de su segundo mandato en mejores condiciones. Sin embargo, el propio Dominique de Villepin aseguró hoy, en su conferencia de prensa anual, que no dejará el cargo.

"No me planteao ninguna pausa de aquí a 2007. El mundo sigue girando, los franceses quieren que el Gobierno gobierne y es lo que vamos a hacer", aseveró el dirigente. Villepin afirmó que el Ejecutivo está "en el buen camino", sobre todo por el descenso del paro, y prometió que "a pocos meses de las elecciones, la acción y los resultados siguen marcando el rumbo del Gobierno".

En los últimos tres meses, tras el final de la crisis del contrato joven, que obligó a Villepin a 'rendirse' ante los sindicatos y estudiantes y retirar su reforma, y el 'caso Clearstream', que podría implicar al primer ministro en un caso de espionaje político, el ex ministro de Exteriores durante la guerra de Irak ha caído más de 14 puntos en las encuestas.

"Las dificultades me han tocado y me han cambiado", reconoció hoy Villepin, en su conferencia de prensa mensual, que se celebró por primera vez fuera de París, en Chartres. El primer ministro explicó que dichas adversidades han "reforzado" su "determinación al servicio de los franceses" y le han "convencido de que uno de los retos esenciales de nuestro país es la reconciliación".

El presidente Jacques Chirac nombró a Dominique de Villepin con la intención de salvar el final de su segundo mandato y ayudarle a mejorar la imagen de su presidencia. Un objetivo que dista mucho de haber sido cumplido, pues Chirac batió esta semana el récord de impopularidad de un jefe del Estado en los últimos 50 años: sólo confía en él un 17 por ciento de los ciudadanos.

En esta tesitura, Villepin se queda sin opción alguna como posible candidato presidencial en las elecciones de 2007. Tras su nombramiento, el primer ministro intentó disputar el liderazgo del centroderecha al ministro del Interior y presidente de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), Nicolas Sarkozy.

PARO y OTROS

El Gobierno Villepin ha conseguido buenos resultados en lo que al empleo se refiere, pero presenta un balance por lo general negativo en el resto de áreas. Francia ha conseguido reducir el número de parados en 210.000 personas en menos de un año. La tasa actual del desempleo es del 9,3 por ciento, la menor en los últimos cuatro años y casi un punto menos que cuando el primer ministro accedió al puesto.

Sin embargo, Villepin ha demostrado una notable torpeza a la hora de responder a las tres grandes crisis a las que se ha enfrentado como líder del Gobierno. Cuando estalló la ola de disturbios en los suburbios del país, el pasado noviembre, el primer ministro dejó todo el liderazgo político a Nicolas Sarkozy, pensando que así 'quemaría' a su rival para 2007. Sin embargo, terminó por reforzar la imagen del ministro del Interior.

En el caso del contrato joven, que generó manifestaciones de millones de personas a primeros de año, el primer ministro se negó a concertarla previamente con sindicatos y estudiantes. Además, se trataba de una reforma ya aprobada legislativamente. Al hacerlo por decreto, para evitar el debate parlamentario, Villepin despertó y unió a la izquierda. Durante los tres meses de conflicto, se negó en todo momento a buscar un acuerdo, que al final fue logrado gracias a Sarkozy.

Villepin también ha sido incapaz de mantener a su Gobierno unido. Las tres cabezas del Ejecutivo, él, Sarkozy y la titular de Defensa, Michele Alliot-Marie, mantienen una relación poco fluida, cuando no directamente inexistente.

Un conflicto que se añade al absoluto distanciamiento de Villepin y el grupo parlamentario de la UMP. Jamás elegido por sufragio universal para ningún cargo, los diputados conservadores siempre han observado con desconfianza al primer ministro, que apenas si cuenta con una decena de parlamentarios afines de los 370 de la UMP. El último ejemplo de este enemistad fue la última moción de censura socialista. Durante el discurso en el que Villepin defendía su gestión, unos 200 diputados de la UMP salieron del hemiciclo para mostrar su desacuerdo con la política llevada hasta ahora.

Por último, Villepin ha vivido unas duras semanas recientemente con la explosión en la prensa del 'caso Clearstream'. La investigación judicial sobre una acusación manipulada contra varios políticos por tener cuentas ocultas en Luxemburgo ha implicado a Villepin, del que se sospecha que usó a los servicios secretos para espiar a su máximo rival, el ministro del Interior, y perjudicarle políticamente.

Si en las próximas semanas queda probada la implicación de Villepin, o éste es llamado a declarar por los magistrados, Chirac podría verse obligado a cambiar de primer ministro. Si no, es factible que Villepin logre acabar la legislatura, aunque parece imposible que remonte el vuelo en los sondeos.