Crónica Irak.- El Ejército estadounidense se enfrentará a enormes problemas logísticos cuando se retire de Irak

Actualizado: domingo, 22 julio 2007 16:29

Desde el transporte de efectivos hasta la situación de seguridad en Irak, EEUU estima el proyecto de retirada entre seis meses y dos años NUEVA YORK, 22 Jul. (EP/AP) -

La posible retirada de Irak podría ser uno de los proyectos más complicados jamás afrontados por el Ejército de EEUU, y se podría prolongar desde seis meses hasta dos años, teniendo en cuenta el desplazamiento de miles de soldados y centenares de miles de toneladas de material, sin tener en cuenta las posibles consideraciones en lo que a la seguridad del país se refiere, después del fin de la permanencia de las tropas militares norteamericanas tras, por el momento, cuatro años en el país.

"Abandonar cualquer escenario de operaciones es muy duro", afirmó el general retirado Gus Pagonis. Sin embargo, este "desierto lejano" presenta problemas especiales, según el militar, encargado de la supervisión de la retirada de las tropas estadounidenses tras el final de la operación Tormenta del Desierto, en 1991.

Según el coronel de las Fuerzas Aéreas, Jeffrey Mintzlaff, encargado de "sincronizar" el regreso de las tropas de Irak en el caso de que Estados Unidos anuncie su retirada, teme que "muchas variables" terminen convirtiéndose en obstáculos para regresar a casa.

"¿Es un entorno permisivo? ¿Es hostil? ¿No lo es? ¿Y cuánto del material termina volviendo a los cuarteles?", se preguntó Mintzlaff, director del programa de contingencias del Mando de Transportes del Ejército estadounidense.

A pesar de que los esfuerzos demócratas para programar el regreso de las tropas se han visto bloqueados en el Senado estadounidense la semana pasada, todo parece indicar que Washington se prepara para una retirada significativa de las tropas para 2009, según los últimos informes del Pentágono. En realidad, los primeros planes para abandonar el país árabe fueron desarrollados antes del inicio de la invasión de Irak, en marzo de 2003, cuando se preveía que al menos 120.000 soldados regresarían a sus hogares para ese mismo otoño.

Hoy en día se barajan números similares, teniendo en cuenta que la presencia estadounidense en Iral se ha cuadruplicado hasta los 160.000 soldados, a los que hay que añadir 180.000 civiles en calidad de contratistas --21.000 estadounidenses, 118.000 iraquíes y 43.000 procedentes de otros países-- que se encuentran esparcidos por todo el país.

Con todo, según Pagonis, "lo más fácil será sacar a las tropas". Los problemas del transporte de material bélico parecen ser los que más perturban al mando militar estadounidense. "Ésa será nuestra mayor preocupación", según el general.

En teoría, Kuwait sería la primera escala en la retirada de las tropas, que viajarían hasta el reino árabe en 514 aviones C-130, con capacidad para 92 pasajeros cada uno; así como en 150 aeroplanos C-17. Desde allí, los soldados volverían a Estados Unidos en aviones comerciales, de acuerdo con Mintzlaff.

La segunda parte de la retirada consiste en "identificar la disposición de todo el equipo". Es decir, dónde se encuentra. Para Mintzlaff, ésta es la parte difícil, ya que el material está almacenado en diversos puntos en todo el país, desde la base de Al Asad, en el oeste, hasta la otra punta del país árabe, donde se encuentra la base Anaconda. En estos puntos se encuentran inactivos miles de tanques, piezas de artillería, y vehículos de transporte Humvee; sin contar ordenadores, mobiliario, gimnasios, letrinas prefabricadas e incluso establecimientos de cómida rápida, como Burger King o Subway.

"¿Qué se queda? ¿Qué se va? Y si se va, ¿dónde lo dejamos?", seguía conjeturando Mintlzaff. El transporte será realizado por el mar, una ruta que presenta sus propios problemas: plagas de ratas que afectan al material, que debe ser sometido a un largo proceso de descontaminación, que incluye la limpieza con agua a presión, el tratamiento posterior con insecticidas y raticidas, sin contar varias inspecciones, certificaciones y permisos de viaje.

"Es que no puedo subrayar lo difícil que es cumplir con los estándares aprobados por el departamento de Agricultura estadounidense", se lamentaba Pagonis, cuyo Mando de apoyo número 22 se encargó de transportar, repostar y finalmente devolver a casa al medio millon de tropas más equipamiento desplazados durante las operaciones Tormenta del Desierto y Escudo del Desierto, en los años 1990 y 1991.

Para Pagonis, el agua potable es la clave de toda la operación. Sin embargo, es un problema resuelto desde hace más de una década, mediante el procedimiento conocido como "ósmosis inversa", por el que se produce agua apropiada para su consumo, a través de un complicado proceso de reciclaje.

¿TIEMPO DE RETIRADA?

La operación de retirada, en principio, no debería durar más de seis meses, "o eso es lo que se dice por aquí", afirma Mintzlaff. Otras fuentes, sin embargo, como el general Peter Pace, máximo comandante de las tropas estadounidenses en Irak, apuntan que el regreso del material y de las tropas se prolongaría hasta dos años. Sin embargo, Pagonis consideró que "una vez que se ha decidido una retirada, (el Ejército) querrá hacerlo a toda velocidad".

La pregunta más importante que queda en el aire es determinar el número de combatientes estadounidenses que permanecerían en Irak para ayudar a las fuerzas iraquíes, escasamente preparadas según EEUU, a luchar contra la insurgencia.

Según el último informe remitido al Congreso por la administración Bush, y presentado la semana pasada, el Ejército iraquí carece de aviones de combate, buena capacidad aeroportuaria, y un sólido sistema de envío de refuerzos. Es probable que miles de asesores militares estadounidenses se queden en el país árabe. Fuentes de Washington apuntan a que, después de la retirada, al menos 20.000 soldados permanecerán en Irak después de la retirada.

En este sentido, habrá que tener en cuenta la posibilidad de que la insurgencia iraquí ataque los cientos de convoyes que se desplazarían hacia el sur del país para regresar a Estados Unidos. Blancos fáciles que se desplazarían lentamente por el desierto. Éso sin tener en cuenta los más de 21.000 iraquíes que permanecen detenidos por fuerzas norteamericanas, o como resolver la destrucción de las más de 150.000 toneladas de munición iraquí que permanecen incautadas.

Un análisis realizado por la Escuela de Combate del Ejército estadounidense pinta un oscuro cuadro para "el día después" de la retirada.

"Las instituciones iraquíes han sido colocadas en una posición que podría derrumbarse", dada la situación en la que se encuentran, según el informe presentado por W. Andrew Terrill y Conrad C. Crane. Los iraquúes que cooperaron con Estados Unidos podrían comenzar a plantearse las opciones de, o bien aliarse con los insurgentes suníes, o buscar la protección de las milicias chiíes.

"Las vidas y los fondos sacrificados para la reconstrucción en Irak podrían no cundir" al final de la retirada, concluyeron los autores.