La Comisión Electoral confirma una importante pérdida de escaños para la principal formación chií y un sensible ascenso para los suníes
BAGDAD, 20 Ene. (EP/AP) -
Tras más de un mes esperando los resultados de las elecciones legislativas iraquíes del pasado 15 de diciembre, los chiíes de la Alianza Unida Iraquí han confirmado que no tendrán más remedio que negociar para seguir gobernando, ya que han obtenido diez escaños menos de los que necesitaban para garantizar la mayoría absoluta. El recuento oficial, anunciado hoy por la Comisión Independiente Electoral de Irak tras una larga espera causada por casi 2.000 denuncias sobre fraudes e irregularidades, revela también un importante ascenso de los grupos árabes suníes.
En las elecciones de enero de año pasado, la Alianza Unida consiguió 146 diputados, 18 más que en estos comicios (con 128). Por su parte, la formación chií laica liderada por el ex primer ministro Ayad Alaui, la Lista Nacional Iraquí, se ha quedado con 25 escaños, frente a los 40 que tenía en el anterior Parlamento. Por tanto, los resultados, anunciados por un responsable de la comisión, Safwat Rasheed, revelan una pérdida de 33 escaños para la confesión mayoritaria de este país.
En lo que respecta a los árabes suníes, el Frente del Acuerdo Iraquí ha conseguido 44 escaños, y otra formación suní, el Frente Iraquí para el Diálogo Nacional --liderado por Salé al Mutlaq--, se ha contentado con once, prosiguió Rasheed. Otros candidatos suníes entrarán en el Parlamento a través de otras listas electorales.
Dado que la comunidad árabe suní sólo tenía 17 escaños en el Parlamento saliente, los resultados reflejan claramente la diferencia entre unos comicios, los del 30 de enero 2005, en los que hubo una participación global del 58 por ciento y una altísima abstención en las provincias suníes (y que fue boicoteada por los principales grupos de esta confesión), y los del pasado 15 de diciembre, en los que la participación fue de casi un 70 por ciento gracias a la sensiblemente mayor implicación de los árabes suníes.
Los otros grandes derrotados son los distintos grupos kurdos que se presentaron unidos en la Alianza por el Kurdistán, que han conseguido sólo 53 escaños, una cantidad sensiblemente inferior a los 75 de las elecciones de enero de 2005. En cambio, un grupo enfrentado a la Alianza, el Grupo Islámico Kurdo, ha obtenido cinco escaños, frente a los tres de los anteriores comicios.
NEGOCIACIONES DE GOBIERNO
Los partidos y coaliciones tienen ahora cinco días para recurrir los resultados, que coinciden bastante con las previsiones. Aparte, la Comisión tiene otros diez días para estudiar cualquier denuncia de irregularidades, antes de que ratificar definitivamente los resultados y que el nuevo Parlamento pueda reunirse para elegir al futuro Gobierno.
En todo caso, lo que parece cierto es que la Alianza Unida Iraquí va a tener que hilar fino en sus negociaciones políticas, que se prevén largas, para poder gobernar en un país particularmente ingobernable. Entre las posibilidades que se manejan, la más destacada es una posible coalición de unidad nacional formada por chiíes, árabes suníes y kurdos.
De momento, los suníes del Frente Iraquí para el Diálogo Nacional ya han hecho un llamamiento a otros partidos para conformar una oposición parlamentaria unificada. Según declaró uno de sus dirigentes a la BBC, Saadoun Zubaid, la existencia de una oposición eficaz es fundamental para el establecimiento de la democracia.
Las fuerzas de seguridad han incrementado en las últimas horas las medidas de seguridad en las zonas mayoritariamente suníes, por temor a que estallasen disturbios tras el anuncio oficial de los resultados electorales. Las tropas estadounidenses e iraquíes llevaron hoy a cabo una operación en el distrito de Al Dura, en Bagdad, en el que, según testigos presenciales, se han escuchado explosiones y disparos de arma de fuego.
DENUNCIAS DE FRAUDES
Otro de los grandes retos del nuevo Parlamento es ganar credibilidad democrática, sobre todo después de que la Misión Internacional para las Elecciones Iraquíes (MIEI) confirmase ayer oficialmente que durante los comicios hubo numerosos fraudes y violaciones.
Según el informe público, unos 220.000 empleados electorales figuran entre los acusados de violar su código de conducta con "prácticas cuestionables o ilegales". Además, los responsables electorales recibieron unas 2.000 denuncias de 'pucherazo' y robo, intimidación, violencia, listas incorrectas de votantes, falta de papeletas, voto múltiple, conducta inadecuada de policías y soldados, campaña en el interior los colegios electorales y violaciones de la prohibición de hacer campaña antes de la votación.
Asimismo, el informe de la Misión compuesta por diez países y encabezada por Canadá, indicó que algunos miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes votaron el día de las elecciones tras haberlo hecho previamente en el día en el que les correspondía.
Pese a todo ello, la MIEI considera en su informe que "las cifras de participación del pueblo de Irak serían suficientes para acreditar la democracia en partes más estables del mundo". Asimismo, la Misión --que no hizo ninguna evaluación de conjunto sobre la integridad de los resultados-- destacó que el marco legal de las elecciones, las instituciones y los procedimientos fueron "diseñados para ajustarse a las normas internacionales.
En ese sentido, el informe destaca el hecho de que la Comisión Independiente Electoral de Irak supervisase las votaciones, investigase y solucionase las denuncias más graves, anulase los resultado de muchos centros electorales en que se constataron fraudes, despidiese a empleados implicados y multase e incluso persiguiese judicialmente a los responsables de irregularidades.
No obstante, el informe lamenta que la Comisión no contó con medios suficientes para investigar todas las denuncias y dejó sin atender "un buen número" de ellas.