Una familia de refugiados en la frontera entre Hungría y Austria
Foto: LEONHARD FOEGER / REUTERS
    
Actualizado: lunes, 7 noviembre 2016 11:52

MADRID, 30 Sep. (Por Paula San Pedro, responsable de incidencia humanitaria en Oxfam Intermón) -

   Muchos medios de comunicación están cometiendo importantes fallos a la hora de informar sobre la cuestión migratoria sobre Europa. Estas incorrecciones, que no han ido corrigiéndose con el tiempo, se han quedado en el imaginario de la ciudadanía y dar marcha atrás, después de haber sido taxativamente reiteradas por unos y otros, es un ejercicio de pura pedagogía pero donde es vital invertir.

1. EUROPA NO SUFRE NI UNA CRISIS DE REFUGIADOS NI UNA CRISIS DE MIGRACIÓN, LA UE SUFRE UNA CRISIS POLÍTICA.

   Este es, sin duda, un cambio significativo en el enfoque ya que pone la atención en las instituciones y no en las personas que quieren llegar a nuestras fronteras.

   Son varios los argumentos detrás de esta afirmación. El medio millón de personas que han entrado en Europa no representan más que un 0,1 por ciento del total de la población europea. Esta cifra es insignificante si se compara con el 25 por ciento de refugiados que acoge Líbano o el 20 por ciento de Jordania. Visto con perspectiva, esto está lejos de ser una avalancha de personas.

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   Europa ha demostrado que no es capaz de anticipar una respuesta efectiva e integral cuando fuimos testigos de las primeras muertes en el Mediterráneo. Sí, desde hace unos meses se ha triplicado la presencia europea en sus aguas y, sí se ha logrado reducir el número de vidas en juego. Pero este aumento de recursos no ha logrado solventar el problema porque seguimos siendo testigos de las muertes diarias. En los últimos tres meses más de 1.000 personas han fallecido en el mar. La impasibilidad de la UE ante esta tragedia es imperdonable.

2. OBLIGACIONES NO SOLIDARIDAD.

   Los medios apelan a la "solidaridad" de los Estados pero al utilizar este término se obvia una muy significativa diferencia. De acuerdo al Convención de los Estatutos de los Refugiados de 1951, y recogido también en el Capítulo de Derechos Fundamentales de la UE, todos los países deben respetar el derecho al asilo al que está sujeto cualquier individuo.

   Incluso para aquellos que no se les considera sujetos de asilo o de ninguna otra forma de entrada legal, el proceso de retorno debe ser respetuoso con los derechos básicos. Es decir, nada de vallas, muros, devoluciones en caliente, de gases, cañones de agua...

   España tiene abiertas tres amonestaciones de la Comisión por no aplicar correctamente la legislación comunitaria en materia de asilo. En caso de que las medidas adoptados por el ejecutivo español no sean aprobadas en diciembre por Bruselas, España podría ser denunciada ante el Tribunal de Justicia de la UE.

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   Pero no sólo eso. La UE ya ha acordado que va a recolocar a 160.000 refugiados que lleguen a Italia y Grecia. Esta cifra sólo representa entre el 25 o 35 por ciento de los que se estima que van a pedir asilo. ¿Qué pasa con el gran resto? ¿Cómo están la UE y los países miembros respondiendo a sus obligaciones internacionales?

3. NO SÓLO SIRIOS, NO SÓLO REFUGIADOS.

   Que los medios se centren en las historias de los sirios y les encumbren al podio de la conmiseración no hace más que distorsionar la realidad y mostrar una foto que no es fiel a los datos. Según el último informe de la OCDE sobre migración, si se compara el primer semestre de 2014 y de 2015 el número de sirios se mantiene en el mismo porcentaje, mientras que los serbios y kosovares multiplican por más de tres su volumen y los afganos se duplican.

   Pero este flujo migratorio se caracteriza también por la diversidad de motivos que originan esta huida. Los hay que lo hacen por la pobreza o la desigualdad, pero también por el desempleo o por la violencia. Es decir, entre ese medio millón de personas que han llegado a Europa hay refugiados, hay solicitantes de asilo y hay migrantes económicos.

   Todos y cada uno de ellos independientemente de la causa o de la procedencia deben ser tratados con el mismo respeto. No hay migrantes de primera, ni de segunda.

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   Este es un panorama muy dinámico y cambiante, y por ello es tan importante entender bien de quién estamos hablando y hacerlo con propiedad. Más teniendo en cuenta que los flujos migratorios van a seguir una línea ascendente. Conflictos sin resolver en Siria, Irak o Ucrania, factores demográficos o económicos en algunos países de África Subsahariana, y la pobreza y el desempleo en los Balcanes explicarían ese incremento.

4. IR A LAS CAUSAS.

   Los medios están tan absorbidos por las consecuencias de este fenómeno que no han podido aún poner el foco en la raíz del problema. Pero esta perspectiva no se puede olvidar y es crucial seguir reiterándola para increpar a nuestros dirigentes. No es tarea fácil dar respuesta al desarrollo, a la lucha contra la pobreza, ni al cambio climático pero si no se hace lo que estamos viendo ahora no será más que la punta del iceberg.

   Con una caída del 70 por ciento de la ayuda internacional, España prefiere poner vallas y hacer devoluciones en caliente que aportar su granito al desarrollo.

   Pero además ahora España tiene un rol importante en la resolución de conflictos a través de su mandato en el Consejo de Seguridad. España puede empezar por lograr convencer a los miembros de dicho órgano para que se pongan en marcha medidas reales para mejorar la vida de los refugiados en Líbano o Jordania y para mejorar el acceso humanitario a los que se han quedado en Siria. Esto no parará la guerra pero al menos dará un poco de alivio a los que viven encerrada en ella.

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   La constante violación de Derechos Humanos en nuestras fronteras, el continuo goteo de gente que muere para llegar, las eternas discusiones sobre el reparto de refugiados, el entusiasmo y el empuje de los países miembros para externalizar las fronteras... Es así como se dibuja la Unión Europea y la mayor parte de sus estados miembros, incluido España. Esta es la crisis política de la que se debe hablar.

   Si en un escenario opuesto, Europa hubiese asegurado el tránsito seguro, hubiese puesto en marcha de manera ágil y efectiva los centros de solicitud de asilo, hubiese fletado autobuses y barcos, hubiese puesto en marcha atención especial a los colectivos más vulnerables... si todo eso hubiese pasado nadie ahora estaría hablando de la crisis de los migrantes.

   Y felizmente tampoco hablaríamos de crisis política. Pero mucho me temo que ante este contexto no podemos más que señalar directamente y avergonzar a nuestros dirigentes por tratar al ser humano de esta manera tan indigna. La verdad, incluso el término "crisis política" se queda corto.

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