Decenas de miles de haitianos viven en campamentos improvisados porque temen volver a los edificios

Actualizado: domingo, 17 enero 2010 22:09
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   MADRID, 18 Ene. (EUROPA PRESS) -

   Decenas de miles de haitianos llevan desde hace cinco días viviendo a la intemperie en campamentos improvisados en cada barrio de Puerto Príncipe por temor a regresar a unos edificios seriamente dañados en el terremoto del pasado martes, informó este domingo un portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja desplazado a Haití, Simon Schorno.

   "Croix de Pré es posiblemente el barrio más devastado de Puerto Príncipe. Quedan pocos edificios en pie y la gente aprovecha cada callejuela para poner sus sábanas y mantas de plástico (...). Hay basura por todas partes y el hedor de los cadáveres hace irrespirable el aire", explicó Schorno, que ha visitado la mayoría de los barrios de la ciudad.

   Cruz Roja denuncia que el acceso a alojamiento, baños, agua, alimentos y atención médica sigue siendo muy limitado. Aunque parece haber alimentos disponibles en la ciudad, los precios se han disparado de tal manera que la mayoría de la gente no puede permitirse comprar nada.

   La sede de Cruz Roja en Haití, situada cerca de Croix de Pré, se ha convertido en un centro en torno al que se concentra la gente en busca de atención médica. Allí se ha establecido un puesto de primeros auxilios en plena calle, donde los voluntarios de la Cruz Roja de Haití y de otros países trabajan para limpiar y coser las heridas de las víctimas del seísmo.

   Varios miles de supervivientes más están acampados en Centreville, en la Place du Champ de Mars, convertido ahora en uno de los campamentos improvisados más grandes de la ciudad. Schorno describe una situación desesperada. "Algunos han podido encontrar un trozo de sombra, pero la mayoría están a pleno sol. El hedor de la orina es mareante", apuntó.

   Las calles situadas más cerca del mar están atestadas de gente. "Hay cadáveres hinchados y en descomposición por las calles, de los que sale un líquido amarillo", aseguró Schorno. "A su alrededor circulan las motocicletas y los coches, sin que nadie los mire siquiera. Los más jóvenes están sacando bloques de cemento de los edificios derrumbados. No buscan a gente, sino chatarra. Todos piensan ahora en su propia supervivencia", dijo.

   A la sombra del edificio del Palacio Nacional, ahora en ruinas, la sede de la policía está vacía y su edificio medio derruido. Los agentes de policía y sus familias, que también necesitan ayuda, están sentados en sus coches y camionetas. "Los autobuses abarrotados de gente exhalan nubes de humo negro. Todo el que puede se marcha de la ciudad hacia el campo, donde puede ser más fácil sobrevivir y quizá empezar de nuevo", apostilló.

   Antes del seísmo, la Cruz Roja de Haití contaba con unos 1.000 voluntarios registrados en Puerto Príncipe, muchos de los cuales han estado trabajando día y noche para ayudar a las personas necesitadas. "Hemos salvado muchas vidas estos días", afirma Judas Celoge, coordinador en el terreno del puesto de primeros auxilios de la Cruz Roja de Haití en Martissant, uno de los barrios más pobres de la ciudad.