Actualizado: martes, 12 enero 2016 19:54


BANGUI, 12 Ene. (Reuters/EP) -

Dos de los candidatos que se presentaron a las elecciones de República Centroafricana han exigido este martes que haya un recuento manual de los votos y han afirmado que las irregularidades generalizadas que se han producido en los comicios han hecho que se cuestione la credibilidad de los resultados.

Andre Kolingba y Martin Ziguele, que han quedado en tercer y cuarto lugar y que pertenecen a la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Transición (AFDT), han puesto en duda los resultados. "La AFDT pide una auditoria de los datos electorales, un recuento manual de los votos de los candidatos, y la publicación de ese recuento", ha asegurado el miembro de la AFDT Nicolas Thiangaye.

Kolingba y Ziguele han presentado varias denuncias al Tribunal Constitucional después de que se anunciaran los resultados provisionales por parte de la comisión electoral que se produjo la semana pasada. La corte se encarga de validar estos resultados y se espera que tome una decisión esta misma semana.

Tras el recuento de votos parece que se celebrará una segunda vuelta después de que los dos principales candidatos, dos exprimeros ministros del país Anicet Georges Dologuele y Faustin Archange Touadera, no consiguieran la mayoría absoluta.

Treinta candidatos se presentaron a los comicios para liderar el país, de los cuales veinte reclamaron a las autoridades electorales que se detuviera el escrutinio de votos por las irregularidades que se habían producido en los comicios, aunque la mayoría de ellos han cambiado finalmente de opinión.

Sin embargo, los observadores han alabado la forma en la que se celebraron las elecciones del pasado 30 de diciembre de 2015, y su carácter pacífico. Además, algunos creen que estos comicios podrían servir para acabar con un conflicto religioso que se ha intensificado en los últimos años.

República Centroafricana vive un gran conflicto en el que miles de personas han muerto y por el que varios millones de ciudadanos han tenido que abandonar sus casas a pesar de los esfuerzos de Naciones Unidas y de las fuerzas de paz francesas por restaurar el orden en el país.

La violencia se intensificó cuando los rebeldes de Séléka, de mayoría musulmana, se hicieron con el poder en 2013, lo que provocó represalias por parte de las milicias anti-balaka, de mayoría cristiana.


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